domingo, 20 de julio de 2025 08:40
El caso del “Señor Jiao” conmociona a la opinión pública china tras revelarse su doble identidad, los engaños sexuales y la posible difusión de enfermedades de transmisión sexual.
En un caso que sacude a China, un hombre identificado como Jiao, de 38 años, fue arrestado tras descubrirse que durante meses se hizo pasar por una mujer bajo la identidad de “Sister Hong de Nanjing” en distintas redes sociales como WeChat, QQ y Momo. Bajo esa identidad ficticia, atrajo a decenas de hombres con quienes mantuvo encuentros íntimos que luego grababa sin consentimiento para difundirlos en internet.
El engaño iba mucho más allá de lo virtual: con pelucas, maquillaje y el uso de filtros digitales, Jiao se transformaba físicamente en su alter ego femenino para ocultar su verdadera identidad. En un principio, sus acciones no perseguían un fin económico, pero al comenzar a recibir regalos por parte de sus víctimas, vio la oportunidad de convertir el engaño en una fuente de ingresos.
De acuerdo con un informe emitido por la Oficina de Seguridad Pública de Nanjing, Jiao invitaba a los hombres a su vivienda, registraba los encuentros en video sin informar a los involucrados y luego subía ese contenido a un grupo privado en línea. Los seguidores del grupo podían acceder a los videos pagando una suscripción de 150 yuanes (aproximadamente 21 dólares).
El caso explotó públicamente cuando varias de las víctimas comenzaron a reconocerse en los videos que circulaban por la red. A partir de múltiples denuncias, las autoridades iniciaron una investigación y finalmente detuvieron a Jiao el pasado 5 de julio.
El caso genera un intenso debate en la sociedad china sobre el uso de identidades falsas en redes sociales, la privacidad, el consentimiento y la protección de datos íntimos. Mientras avanza la investigación, crece la presión social para que se refuercen los mecanismos de seguridad y control en las plataformas digitales.
Entre las penas a las que podría quedar expuesto está la de muerte, la cárcel, durante un período de 3 a 10 años, o la cadena perpetua. Mientras se esclarecen distintas cuestiones del caso, en medio de una investigación, China debate sobre la privacidad, las enfermedades de transmisión sexual y la salud pública.