lunes, 8 de septiembre de 2025 16:00
A los 43 años, Tomás Fonzi atraviesa un presente muy activo tanto en lo laboral como en lo personal. El actor forma parte de Una Navidad de mierda, la exitosa obra que se presenta en el teatro Premier con producción de Gustavo Yankelevich. En el elenco lo acompañan figuras como Verónica Llinás, Alejo García Pintos y Anita Gutiérrez, quienes cada noche llenan la sala con una historia que combina humor, enredos y emociones familiares.
Lejos de los escenarios, Tomás Fonzi disfruta de su familia junto a su pareja Leticia y sus dos hijos, Violeta y Teo. El artista suele contar con alegría cómo los más chicos se divierten viéndolo sobre el escenario, incluso cuando la obra juega con un lenguaje más picante. Para él, ese contacto con su público más cercano es un incentivo especial que complementa su carrera.
La pieza teatral plantea un encuentro navideño que se ve sacudido por la llegada de un personaje inesperado. A partir de ese momento, lo cotidiano cobra otro sentido y los vínculos familiares se ponen a prueba entre risas y reflexiones. Tomás Fonzi destacó que esa mezcla de humor y conflicto es lo que la convierte en una propuesta atractiva para todo tipo de espectadores.
Sin embargo, en medio de este gran presente, el actor sorprendió al abrirse sobre un aspecto íntimo relacionado con su salud. En una entrevista con el periodista Nico Peralta, reveló que padece bradicardia, una condición cardíaca que se caracteriza por un ritmo más lento de lo habitual. “Sí, lo tengo, es real. Es una bradicardia benigna”, explicó con naturalidad.
El hermano de Dolores Fonzi aclaró que, en su caso, no se trata de una situación que le genere riesgos inmediatos. Al contrario, remarcó que su organismo responde bien cuando realiza actividad física, ya que no necesita llevar el corazón a pulsaciones muy altas para entrar en ritmo. De hecho, destacó que le otorga una resistencia adicional en deportes de resistencia.
Consultado sobre los cuidados médicos que debe mantener, Tomás Fonzi contó que no necesita controles constantes. “Es algo que llaman ‘corazón de atleta’, aunque no sea porque uno sea un súper deportista”, detalló. Según explicó, la práctica deportiva favorece este tipo de adaptación en el cuerpo, lo que le brinda un mejor rendimiento.
Para graficar su situación, usó una metáfora simple: un auto que puede correr rápido a bajas revoluciones. Eso le permite mantener la energía sin sobreexigir el motor. Así, Tomás Fonzi dio tranquilidad a sus seguidores y compartió un costado personal que hasta ahora había mantenido en reserva.
El actor dejó en claro que la bradicardia no representa un obstáculo en su vida cotidiana. Con humor, familia y trabajo, disfruta de una etapa plena en la que el corazón, aunque más lento, late con fuerza en cada proyecto y cada momento compartido.