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San Fernando del Valle de Catamarca
23 enero, 2025

“Taritolay se jactaba de tener vínculos con algunas autoridades judiciales”

Desde la querella indicaron que el ex intendente de Antofagasta de la Sierra, Julio Fernández Taritolay, le manifestaba a su expareja -quien lo denunció por hechos de violencia de género- que él tenía relación con “autoridades judiciales” y, además, la amenazaba para que no lo denuncie ante la Justicia. Así lo señaló el abogado querellante, Pedro Vélez, quien representa a la denunciante.

En diálogo con la prensa, Vélez destacó que la mujer debió solicitar asistencia psicológica para sobrellevar el contexto de violencia en el que se encuentra y “tratar de ponerlo de manifiesto ante las autoridades judiciales, algo que ella, por el propio temor y por el propio poder que detentaba esta persona (por Taritolay), hacía casi imposible que pudiera denunciar en cuanto a que él manifestaba y se jactaba de incluso tener vínculos con algunas autoridades judiciales”.

El letrado destacó que ella hizo una denuncia en contra de Taritolay a mediados del 2024. En esa acusación, “ponía en conocimiento algunos de estos episodios de violencia y, ella, por el propio temor que le causaba que el denunciado tuviera conocimiento de eso, lo hizo ante las autoridades judiciales. Antes de que hubiera cualquier medida oficial, él ya tenía conocimiento de eso, incluso se jactaba de que supuestamente se lo habría manifestado un funcionario judicial o una funcionaria judicial que era esposa o pareja de un exfuncionario de él”.

Por otra parte, hizo énfasis en que la mujer “viene sufriendo un contexto de violencia, un círculo de violencia, en el cual las amenazas son constantes, amenazas que han ido creciendo, amenazas de muerte, incluso más que nada tratando de presionarla para que no pusiera en conocimiento de la Justicia los hechos de violencia que venía sufriendo”.

Vélez también se refirió a la denuncia que hizo la ex pareja del exintendente en contra de un hijo de él por un hecho violento que sucedió el 14 de enero de este año. “Consideramos que esto está vinculado con el mismo exintendente, puesto que cuando la Justicia le notifica que está excluido del hogar (a Taritolay), llamativamente esa noche llega un hijo de él junto a otras personas. Intentan ingresar de manera violenta al domicilio (de la denunciante) profiriendo amenazas tanto contra mi cliente como contra terceras personas. Tuvieron que llamar al 911, llamar a la comisaría de la jurisdicción”, añadió.

Denuncia

El 14 de enero, la expareja denunció a Taritolay por graves hechos de violencia de género. En la oportunidad, describió sucesos violentos que sufrió. Además, especificó que ella y Taritolay estaban compartiendo el mismo domicilio en la ciudad Capital y por esa razón pidió a la Fiscalía que se ordene la exclusión del hogar de Taritolay y que se le impongan restricciones en relación con ella y su familia.

“En un principio, a través de violencia verbal, como así también ejerciendo violencia psicológica y económica; también un férreo control sobre mi persona, hasta que dicha violencia fue escalando al punto de llegar a la violencia física en varias ocasiones. Aclaro que no denuncié dichos hechos en su momento tanto por temor a sufrir un daño mayor, pues siempre me amenazaba que si lo denunciaba me iba a matar, como para no perjudicarlo dado que es un hombre público y de gran poder, ya que ejerció la intendencia de Antofagasta de la Sierra hasta diciembre del año 2023”, asentó.

De acuerdo con lo que indicó, en agosto del 2024 radicó una denuncia por violencia en contra de Taritolay en la Unidad de Violencia Familiar y de Género, solicitando una perimetral.

“Antes de ser notificado por el Juzgado de Familia y por la Fiscalía, mi denunciado ya estaba enterado por sus contactos de que yo había radicado la denuncia. Por lo que al llegar a nuestro hogar, me dijo: ‘¿Así que te hacés la picarita y me andás haciendo denuncias a espaldas mías? Yo me entero de todo, así que ojo con denunciarme de nuevo porque sino te voy a matar y te voy a hacer desaparecer. Nadie va a saber nada más de vos’, hecho que no denuncié en su momento por el profundo temor que me causó, pues no sabía cómo mi denunciado sabía de todo antes de que la Justicia actúe y porque creo que él es capaz de cumplir con sus amenazas”, agregó.

La denunciante reveló que sufre de “ataques de pánico, ansiedad y depresión, todo como consecuencia de los episodios de violencia que venía soportando por parte de mi denunciado, lo que llevó a que comenzara terapia psicológica”.

Ella destacó que cada vez que le propuso a Taritolay que se vaya de la casa y que finalicen la relación, él respondió con amenazas.

“Varias veces me dijo ‘si me dejás, te voy a matar y vas a aparecer muerta en ‘La Aguada’. Yo no me voy a ir. Si no sos mía, no vas a ser de nadie’, siendo mi hija testigo de estas amenazas. En los últimos tiempos, cuando yo no accedía a tener relaciones con él, se enojaba y me hostigaba todo el día”, remarcó.

Espiral

La violencia funciona con una dinámica particular. “Es en círculo o una espiral porque va aumentando la intensidad y la frecuencia con el tiempo. Por eso también es muy difícil poder romper el círculo de la violencia porque está conformado por tres fases sucesivas que van empeorando o agravando la situación de violencia”, se detalló desde la Oficina de Asistencia a la Víctima del Poder Ejecutivo.

Esta espiral es un círculo de la violencia. Así se explica por qué muchas veces las mujeres quieren levantar la denuncia o no pueden salir de esa relación violenta. El círculo de la violencia es un concepto que plantea que la violencia contra las mujeres aumenta de forma cíclica o en espiral ascendente, especialmente la ejercida por sus parejas.

Existen tres fases en este ciclo ascendente. La fase de tensión se caracteriza por una escalada gradual de la fricción y los conflictos en la pareja. El hombre violento expresa hostilidad pero no en forma explosiva; la mujer intenta calmar, complacer o evitar las molestias a su agresor, tratando de controlar la situación.

La fase de agresión es en este momento en que se hace totalmente visible la agresión, la mujer tiene pruebas para denunciar y motivación para solicitar ayuda y terminar el abuso, sin embargo, el temor puede impedir que ésta tome las acciones pertinentes.

La fase de conciliación o luna de miel es cuando el hombre violento suele mostrar arrepentimiento y pedir perdón, hace promesas de cambio y muestra afecto exacerbado. Tras el cambio aparente, la mujer puede permanecer al lado de su pareja, pasando por alto el episodio violento.

Si han denunciado suelen retirar la denuncia y justificar los hechos ante sí mismas y su círculo cercano.

Para poder romper este círculo de violencia, se requiere un tratamiento psicológico con el que se puedan trabajar todos los aspectos que tienen que ver con el sostenimiento de la relación violenta. En cuanto al abordaje, se remarcó que generalmente hace falta un enfoque para fortalecer a las víctimas.

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