La Oficina de Gestión de Audiencias del Poder Judicial (OGA) postergó el inicio del juicio por jurados previsto para ayer contra las cinco personas sospechadas de haber participado en el asesinato de Marcelino Pachado en el año 2017 y fijó nueva fecha para el lunes 18 de agosto.
Desde la OGA informaron que la medida fue dispuesta debido a que las partes intervinientes realizaron un pedido formal solicitando el aplazamiento aduciendo que el viernes 15 es día no laborable, hay más de 70 testigos que deberán brindar su testimonio y tres días -martes a jueves-, no serían suficientes para terminar con el juicio.
De esta manera, se espera que el lunes próximo se dará inicio al juicio y el viernes, luego de los alegatos de cierre, el jurado popular emitirá su veredicto. El cambio de fecha fue duramente cuestionado por familiares de Marcelino, quienes se manifestaron frente al edificio del Poder Judicial, ubicado en la esquina de avenida Virgen del Valle y Roca. En diálogo con El Ancasti, la hija mayor de la víctima, Antonia Pachado, expresó su frustración y dolor por la extensa espera.
Además, agradeció a la fiscal Paola González Pinto y a los investigadores que pudieron activar la causa que había sido archivada tras un primer juicio en el que no se halló culpables. Aseguró que su familia aportó pruebas claves para identificar a los sospechosos y consideró que la falta de investigación inicial fue la razón por la que el caso nunca avanzó.
Junto a otros familiares señalaron que los acusados Cristian Marcelo Barros y sus hijos Nelson, Cristian y Marcelo, junto con Gustavo Varela conocían a su padre y lo veían regularmente. Por otra parte, informaron que recibieron amenazas y burlas por parte de las familias de los sospechosos, quienes serán juzgados por “homicidio agravado por alevosía”.
“Fue homicidio. Mataron a mi papá y no merecía morir de esa manera. Pedimos que se haga justicia y que el jurado le preste atención”, dijo Antonia. “La noche del crimen hubo mucha gente en el lugar. Ellos (los Barros), dicen que no era fiesta pero fue una joda, una reunión familiar. Ellos vivían de joda todos los fines de semana. Había jodas durante la semana también”, agregó.
“A mi papá lo enterramos en Laguna Blanca y volvimos. Había rumores sobre quiénes eran los asesinos. Obviamente que los chicos que han estado en la primera causa tuvieron algo de implicación en algunos casos, y en otros hubo también mala intención de la gente. Pero ellos sabían del tema. Ellos estaban sabiendo 100% quiénes eran (los culpables) y así que nosotros de a poco fuimos armando el rompecabezas, hasta que llegó la justicia de vuelta y se reactivó la investigación”, agregó.
La madrugada de ese 7 de febrero, Marcelino estaba en el domicilio de Barros (padre), donde, según fuentes policiales, lo golpearon hasta dejarlo inconsciente, causándole serias lesiones. Luego, con una sábana envolvieron su cuerpo y lo llevaron en automóvil hasta la vera del río del Valle, donde lo abandonaron. Allí fue encontrado. Ocho días agonizó en terapia intensiva y falleció.n