El pueblo de El Tolar, comunidad originaria del departamento Belén, no solo espera por el camino en este tiempo, también que las clases de manera presencial comiencen en una escuela en condiciones. Que los docentes tengan un albergue donde puedan descansar y que los chicos tengan un comedor, agua y alimentos. Parecen pedidos sencillos pero hace meses que dieron a conocer la difícil situación que atraviesan pero no tienen respuestas y dudan tenerlas. De este modo, los 13 niños de la escuela primaria y 3 del nivel inicial tienen clases “virtuales” pero ninguno se puede conectar.
Luego de dar a conocer ayer que el camino a El Tolar es un hecho, se conoció que para los pobladores y exdocente de la zona el mismo estaba paralizado hasta hace algunos días, pero sí existe un trabajo que encara el municipio de Corral Quemado, donde comenzó abrir camino días atrás mejorando el trayecto por la zona de El Durazno, mientras el camino comprometido es por la zona de Azampay.
“Como exdirectora del lugar y por tener contacto todo el tiempo con la gente que trabajé durante años en la zona de El Tolar, quiero decirles que la gente tiene cada días más problemas. El camino hasta donde sé, está paralizado pero no el que encara la comuna de Corral.
Este camino lo suelen mejorar para la fiestas patronales de abril, ahora sé que lo están haciendo por otro lado, que supuestamente no se lo va a llevar la creciente. Y lo último que yo sabía también era que Nación había dado 2.000 millones de pesos para la terminación del camino pero no hay avance. En mi caso me jubilé pero desde el año 2017 que pedimos el camino para El Tolar”, dijo Amalia Agüero, exdirectora de la escuela.
Agregó, que “tenía alumnitas que eran pequeñas y se ilusionaban con el camino, hoy son mujeres grandes que deben seguir esperando, ya saben que están postergados y que si tienen emergencias deben bajar caminando durante 9 horas, 4 por medio del río rezando que no haya creciente para llegar al pueblo”.
Sin clases
El agravante de este año que no comenzó bien para la comunidad de 90 habitantes de la zona es que los niños no pudieron iniciar las actividades escolares porque el edificio no está en condiciones, y para colmo de males, tampoco el albergue donde se refugia el director y maestro actual.
“Le cuento, la escuela está en muy mal estado. ¿Pero qué pasa? Que no se puede, el señor director que está seguramente gestionando que le arreglen la escuela, pero no van a ir. Porque yo me he pasado años pidiendo, por favor que lleguen a la escuela que la reparen y lo único que he conseguido, el mobiliario, porque era una cosa que ya no se podían sentar las criaturas en las sillas que había, no había pizarrones, no había nada.
Entonces, con la cuestión edilicia, no van a hacer ni siquiera una verificación técnica de cómo está la escuela, los techos se caen a pedazos. Todos tienen razón, los docentes, de que está la escuela en una situación deplorable.
En la parte del albergue de los maestros varones, hay una pared que es de piedra y que está toda partida, toda la humedad la está comiendo. Es un peligro.
Como docente yo daría clases, no sé, en el salón municipal, en cualquier otro lado porque esperar que reparen la escuela no lo harán, el establecimiento tiene techos de chapa todas rotas, llueve más adentro, usted está dando clase y tiene que ir acomodando a las criaturitas, amontonándolas para una esquinita, poniéndole para el otro lado, llevándolas para acá al comedor. No pueden los niños sentarse a comer porque gotea por todos lados”, expresó la exdirectora.
Finalmente, lamentó que la comunidad esté tan olvidada, que mientan sobre la asistencia, dijo que los chicos no tienen allí futuro porque solo tienen escuela primaria, y hoy ni siquiera clases porque están desde la virtualidad, que para la zona es “burlarse” de los 13 niños de primaria y 3 de nivel inicial.
También hizo referencia a la falta de médicos, dolor que sienten los pobladores, a las medidas que tomaban como maestras de llevar lo que podían, incluso medicamentos para aliviar dolores a los niños.
No hay un médico pediatra, no hay un médico clínico, no hay nada. No hay agua porque en esta época se congela el agua del frío que hace allá. Me canso de pedir también a la municipalidad que hagan una galería filtrante para que cuenten con agua pero solo pusieron algunos caños. Imagínese que luego de 9 horas caminando y a caballo para llegar a El Tolar, usted llega y no hay siquiera agua para tomar un té, un mate cocido porque no hay agua, se congeló y no se consigue nada. Aun así creo que lo más urgente es que los chicos tengan clases, para que puedan sentirse mejor, aprender, sabemos que de forma virtual en El Tolar se complica, son niños muy inocentes que quizás nadie los guíe y no aprendan nada.
Requieren lugares como la Iglesia en condiciones, paneles solares que funcionen. Creo que nadie que no hizo trayecto sepa entender lo duro que es la vida en la zona, los funcionarios van hasta donde llega la camioneta 4×4, pero las mujeres que dan a luz, en los últimos años 2 bebés, pasaron dos semanas y tuvieron que volver al pueblo en burro por el río con un recién nacido, pensando qué futuro les espera”, lamentó la exdirectora.