Liu Zhijiang preferiría hablar del cuadro original de Rembrandt que atesora y sobre el que está filmando una película, pero le urge aclarar lo que pasa con su buque, el poderoso pesquero TAI AN, una factoría flotante de 104 metros de eslora. Quiere aclarar que su nave no cometió ningún delito y que aquellos que lo denunciaron por haber pescado ilegalmente 163 toneladas de merluza negra en el Mar Argentino lo quieren perjudicar. “Son tres empresas competidoras y me quieren dañar”, insiste desde una oficina en Ushuaia y en diálogo por video llamada con Clarín. Es la primera vez que habla y lo acompaña su abogada, María Eugenia Chiarvetto.
Mientras se defiende, la carga de merluza está paralizada y congelada en las recámaras frigoríficas de su barco, que es uno de los mejores que existen en el país. No se sabe el destino de toda esa merluza negra, algo así como un “oro” del océano protegido internacionalmente por su fragilidad y al mismo tiempo muy requerido en los mercados del lujo. El lote que el TAI AN trajo de la última marea, una incursión que duró 45 días, puede valer 4 millones de dólares.
Pero Liu no sabe qué pasará todavía. No sabe si podrá cerrar el circuito comercial de su negocio. Ni siquiera sabe si las autoridades nacionales le permitirán volver a zarpar. “Está todo ahí, no han tocado nada, no cometimos un delito, pero nos han hecho un daño enorme: pongo los diarios y estoy en todos lados”, se lamenta.
Liu Zhijiang, dueño del buque TAI AN, junto a su abogada, María Eugenia Chiarvetto, en la entrevista con Clarín. Foto: Mario Quinteros. 22/03/2024 Foto: Rafael Mario Quinteros – FTP CLARIN MRQB-03028.JPG ZLiu quiere responder a todo. Está agradecido de poder hacerlo. Necesita hacer su descargo. Defenderse de las acusaciones por desastre ambiental. “No hay ningún desastre -señala-. Hicieron la inspección, la filmaron y filtraron esa foto de los juveniles para perjudicarme. No son juveniles lo que se pescó y esas toneladas son producto de algo incidental. Salió cuando recogimos la red porque estaba ahí. Nosotros no podemos saber lo que hay debajo del agua cuando echamos la red, el sonar no nos dice lo que vas a sacar”.
Habla en un castellano claro. Un castellano edificado en la permanencia. “Llegué a la Argentina desde muy joven, en 1994 y siempre me dediqué a la pesca. El barco es mío, pero tiene bandera argentina. Toda mi empresa es argentina y da trabajo a familias argentinas. No es una empresa china, es una empresa argentina. Conozco a cada uno de mis empleados, a sus familias. El año pasado nos han premiado por nuestras prácticas ambientales. En mi barco, vienen observadores de aves. Usted tiene que entender que nosotros no pescamos nada ilegalmente como dicen”.
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Clarín habló con el dueño del buque Tai An. Qué hay detrás de la incautación de 163 toneladas de merluza negra. Informe especial de Gonzalo Sánchez
Pero la pregunta es concreta y se le reitera: a Liu lo acusan de pescarsin permiso 163 toneladas de merluza negra, ¿esto es así o no? “Las tres empresas que denunciaron a Liu están yendo contra la fuente de trabajo argentina”, dice la abogada Chiarvetto. “Es un barco que no genera desechos, que es sostenible y sustentable. El by catch es incidental. Pasa cuando se hace esta actividad. La merluza negra está a 800 metros de profundidad. La red que echamos nosotros pasa a 400 metros. Era para pescar meruza polaca. No se puede saber que ahí había merluza negra conviviendo”, explica.
TAI AN, buque de la polémica.-¿Pero toda esa cantidad es incidental?
-Si, lo es. El barco estuvo alquilado hasta agosto de 2022. Hay antecedentes de otros lances, con 20 toneladas de incidental.
-Pero apenas sale la especie protegida, ¿no se debe detener la práctica?
-Si, y te tenés que correr cinco millas por cinco días…
-¿Eso hizo el capitán?
-Sí, lo hizo bajo control de los observadores. Pero en la pesca con red de arrastre siempre hay incidente.
-Vuelvo a la pregunta, ¿163 toneladas de juveniles?
-No, no es juvenil, como se dijo. Tampoco fue descargado y todavía no hay siquiera un acta. No se violó ninguna norma. No hay ningún daño ambiental.
Liu le apunta a las empresas competidoras. Pide que sean investigados sus denunciantes. Se pregunta por la intención real de la denuncia. Dice que no lo acusa el gobierno, tampoco la autoridad pesquera. Dice que lo está denunciando un particular, que lo quiere sacar del juego. Las fotos que aparecieron, insiste Liu, no son oficiales. Fueron hechas por alguien mal intencionado. Dice que son truchas, que buscaron perjiudicarlo, que nada es asi. “Yo soy el dueño del barco, no importa si tengo un Rembrandt. Me llaman mis amigos para preguntarme qué pasó. Había una inspectora. Si el barco pesca mucho juvenil, yo tengo que llevarlo de nuevo a puerto. No puedo seguir”
-¿Qué buscan las empresas que lo denunciaron?
-No quieren que yo trabaje. No quieren que yo produzca. Me quieren parar. Hay algo atrás ahí. No es normal. Me vienen persiguiendo. Estoy en todos los medios, me quieren joder. Yo quiero laburar.
-¿Usted tenía cuota autorizada para pescar merluza negra?
-Yo tenía y me la sacaron. Había hecho una denuncia para que me la devuelvan. Yo te explico: fui a buscar merluza polaca, en la zona había merluza negra. No se porqué: a lo mejor se casan, hacen fiestas, no se qué hacía ahí la merluza negra. Tiré la red. Sacamos 70 toneladas.
-¿Y no tenían que parar?
-Había una inspectora y no me dijo nada.
-Pero ustedes saben que estaban por encima de las reglamentaciones…
Ahora Chiarvetto responde por Liu. Dice que nada de esto es una acción ni dolosa ni deliberada. Que el barco siempre pesca incidental. Es algo que pasa. Que el barco a veces arrastra la red hasta diez horas. Que el barco se reporta cada 4 horas a Prefectura. Todos saben su posición. Que lo que se pesca no se puede tirar al mar. Lo que sale, nunca vuelve al mar.
La entrevista del dueño del buque Tai An con Clarin, realizada el viernes por la mañana. Foto: Rafael Mario Quinteros Vuelve Liu, quiere explicar más. Aclara que de su última incursión regresó a puerto con 3.200 toneladas: 140 eran de merluza negra. O sea, que estaba dentro del porcentaje de by catch permitido, que es el cinco por ciento. El porcentaje de error es normal, casi que lo grita. «Si tiro la red no veo lo que está abajo. Cuando saco, veo todo», dice, escueto, claro.
-¿Ustedes tenían permiso de cuota para pescar merluza negra?
-Tenía. Me lo sacaron…
-No, reitero la pregunta: ¿ustedes tenían ahora, cuando entraron en esta marea al mar, el permiso para pescar merluza negra?
-No.
-Hay un problema ahí.
-Hay un problema. A mí me quitaron el permiso. La cuota. Hay una denuncia hecha por esto desde 2019. Lo de ahora fue incidental. No tenía permiso, pero fue incidental.
-¿Es cierto que el gobernador de Tierra del Fuego hizo un pedido de cuota extra de merluza negra para el TAI AN?
-Lo hizo el 5 de febrero de 2024.
-O sea, el gobernador Méllela intercedió para que ustedes pudieran pescar merluza negra.
-Sí, independientemente de la incidental.
-¿Por qué hizo eso el gobernador?
-La motivación fue el pedido de las empresas. Nosotros le pedimos que intercediera para no tener estos problemas porque ya había pasado que en las zonas de merluza polaca se había sacado merluza negra. La polaca convive con la merluza negra.
-Entonces ustedes sabían que podía salir merluza negra.
-Siempre sale. Pero lo que yo pesqué está dentro de los límites.
Liu quiere ser comprendido. Acepta que no tenía permiso para pescar, pero su buque nunca fue castigado. No es un buque con antecedentes. Dice que no hay razones para que le decomisen la carga. Que no esconden datos. Que lo que se pesca se declara porque si no, no se puede exportar. Su industria genera cadena de valor. Dice que en su barco flamea la bandera argentina. Recuerda que llego en el 94. La mitad de su vida, repite, la pasó en Tierra del Fuego. Que todo el capital es suyo y es argentino.
Chiarvetto aclara: Liu liquida en la Argentina, no en China. Mueve personal, les garantiza derechos. Le resulta injusto todo: no niega que haya habido un incidente pero piden esperar a la descarga para demostrar que todo está en regla. “Hablar de pesca ilegal es un acto de discriminación. Hoy no sabemos si está garantizado el próximo zarpe y tengo mucha gente que vino del interior del país para trabajar. Todo esto es muy malicioso. Liu trabaja 15 horas por día, no se merece ser lastimado así”, dice la abogada.
Liu ofrece subir al barco. Conocer el trabajo. Queda la invitación abierta. Siente que ha podido expresarse.
-De acuerdo, seria bueno conocer el barco y también conocer el Rembrandt…
-La próxima vez hablamos del Rembrandt: estoy filmando una película… eso es más divertido que todo esto.