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Editorial

Hay todo un debate en el mundo respecto de si es conveniente o no el uso del celular en clases. En algunos lugares se aplica la medida de prohibirlo y en otros se habilita su utilización en tanto sirve como aporte a una clase en particular. En Catamarca rige desde noviembre de 2022 la resolución Nº 621 que prohíbe la “utilización de teléfonos celulares y otros dispositivos tecnológicos por parte de los/as alumnos/as en todos los establecimientos educativos de todos los niveles obligatorios, tales como Educación Inicial, Primaria y Secundaria- de la provincia de Catamarca, abarcando tanto la Gestión Estatal como Privada, Cooperativa y Social”. La medida, sin embargo, no se cumple, o solo la hacen cumplir algunos docentes o directivos.

Encontrar moderación en el uso de los dispositivos móviles es la clave. Y también apropiárselos como herramientas de edificación virtuosa de la personalidad. Encontrar moderación en el uso de los dispositivos móviles es la clave. Y también apropiárselos como herramientas de edificación virtuosa de la personalidad.

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En el debate sobre la prohibición o no, hay argumentos atendibles de ambas partes. Pero, en rigor, el problema según muchos expertos en el tema no es tanto cómo el uso del celular puede interferir en el proceso pedagógico, sino algo mucho más general: cómo la utilización intensiva de los dispositivos móviles puede moldear la estructura del cerebro de niños, niñas y adolescentes. Si el uso es razonable, no hay mayores riesgos, pero si es excesivo y sin supervisión puede afectar negativamente el desarrollo.

Entre los efectos nocivos, David Bueno i Torrens, director de la Cátedra de Neuroeducación de la Universidad de Barcelona (España), menciona en un artículo publicado por el sitio de verificación de información argentino chequeado.com, que “la sobreexposición a estímulos rápidos y cambiantes puede dificultar la capacidad de concentración sostenida. De modo que tareas que la exigen, como la lectura o la escritura, que además son centrales en el proceso de aprendizaje, pueden resultar pesadas y aburridas. Si no estimula esas capacidades, los chicos pierden la capacidad crítica y reflexiva, lo que influye negativamente en la configuración de su personalidad”.

Torrens es partidario de no prohibir, sino de acompañar, observar y dialogar. Y ofrecer además alternativas de esparcimiento lejos de las pantallas, como actividades al aire libre, deporte, lectura, música y actividades artísticas en general. Como contrapartida, el avance de las nuevas tecnologías es clave para el acceso al mundo del conocimiento. De modo que los celulares y las computadoras son instrumentos muy valiosos en el proceso pedagógico, si son convenientemente utilizados a partir de la coordinación del docente.

Encontrar moderación en el uso de los dispositivos móviles es la clave. Y también apropiárselos como herramientas de edificación virtuosa de la personalidad, sin desatender los vínculos humanos. El experto español lo sintetiza de la siguiente manera. “Tanto en el ámbito familiar como en el escolar, es clave reflexionar sobre el papel de la tecnología en la vida humana, ajustando las reflexiones a las capacidades de cada edad. Como se ha dicho, la tecnología digital puede ser una herramienta pedagógica poderosa si se usa con sentido didáctico, pero nunca debe sustituir la experiencia directa, el contacto humano ni el pensamiento crítico”.n

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