22.1 C
San Fernando del Valle de Catamarca
17 marzo, 2025

Disparadores para conductas aberrantes

La desvinculación del locutor Ari Paluch de la radio Rock & Pop donde trabajaba hasta hace unos días, no es un acto de censura sino una defensa de las buenas prácticas de comunicación en medios masivos y la sanción lógica y proporcionada a un comentario que fue mucho más que una expresión desafortunada o de mal gusto.

Como es de público conocimiento, Paluch pretendió hacer “un chiste” sobre la posibilidad de conseguir la sustancia conocida popularmente como “burundanga” para drogar a una locutora de la radio que le gustaba. “¿Tan fácil es conseguir burundanga?”, le preguntó Ari Paluch a Beto Casella en el pase entre los dos ciclos radiales de la Rock & Pop. El conductor continuó: “¿Cómo se llama tu locutora? Es linda. Podemos arreglar. Vamos y vamos. Una mañana le ponemos burundanga en un vaso con agua”.

Las expresiones de Ari Paluch rozan la apología del delito porque las dijo al aire en un contexto en el que hablaban de drogas que se utilizan para cometer abusos sexuales y robos, entre otros delitos.

El hecho es más grave aún porque su protagonista tiene antecedentes de acoso laboral y sexual contra compañeras de trabajo, hechos por los cuales ya tuvo que abandonar el aire en 2017 en el canal A 24, donde trabajaba.

Su reincidencia muestra tal vez una patología que lo inhabilita claramente para estar al frente de un micrófono en un medio de comunicación. Su caso es tan elocuente que no admite discusiones, pero resulta necesario poner el foco en otros discursos emitidos en medios de comunicación, no tan solo en programas periodísticos, sino también en ficciones, cuya flagrancia no es tan evidente pero que de todos modos contribuyen a instalar mensajes estereotipados, sexistas, discriminatorios y con una carga de violencia explícita o implícita que resultan cuanto menos inapropiados en los tiempos que corren.

El problema no se reduce a los mensajes que se emiten al aire, sino también a los comportamientos dentro del ámbito laboral. Estudios recientes señalan que siete de cada diez mujeres admiten haber sufrido por lo menos un episodio de violencia, abuso o acoso en el trabajo.

El contexto político actual también es factor que contribuye a la circulación de estos discursos violentos. Si el propio presidente de la nación incurre de un modo recurrente en mensajes misóginos, que además son celebrados por sus seguidores, es fácil concluir que muchas personas que suelen tener comportamientos machistas y violentos en su vida cotidiana, se sienten habilitados, y en cierto punto hasta reivindicados por estos discursos emitidos desde lo más alto del poder político, a continuar con esas prácticas e incluso volverlas más habituales y más violentas.

El hecho protagonizado por Paluch, aunque lamentable, puede servir para reflexionar sobre la necesidad de ponerle un freno a mensajes violentos vociferados desde un micrófono, que no solamente tienen un valor simbólico sino que muchas veces sirven de disparadores para conductas aberrantes.

Últimas Noticias
NOTICIAS RELACIONADAS