El “Derecha Fest” les plantea a los radicales “peluca” Francisco Monti y Tiago Monti un problema imposible de eludir: cómo compatibilizar los principios de la UCR de la que aún se consideran parte con la veta fascista que Javier Milei y sus comparsas de la “batalla cultural” expusieron en el evento.
Salvar la contradicción les demandará esfuerzos muy superiores a ignorar que Milei feche el inicio de la decadencia argentina en la Presidencia de Hipólito Yrigoyen, o lo que es lo mismo: en la institucionalización del derecho al voto universal, secreto y obligatorio, base constitutiva del radicalismo. Esto, por no hablar de la denigrante opinión que tiene sobre Raúl Alfonsín y los boinablancas en general.
Lo que la ceremonia cordobesa desnudó es la fascinación por el fascismo que alimenta la mística militante libertaria. El espectáculo fue obsceno en este sentido, otra estribación en la escalada por ahora retórica hacia el totalitarismo desde que Milei empezó a condenar a los “ñoños republicanos”.
El “Derecha Fest” fue una exhibición obscena de la pulsión fascista que alimenta la mística militante de los libertarios El “Derecha Fest” fue una exhibición obscena de la pulsión fascista que alimenta la mística militante de los libertarios
¿Qué opinan Monti y Puente de estos desvaríos de su nuevo referente? Porque en Catamarca se la pasan recriminándole al Gobierno provincial que no respete las formas republicanas. “Ñoños” acá, socios del “antiñoño” en el orden nacional.
El exacerbado culto a la personalidad del líder infalible que retroalimenta la pronunciada megalomanía del idolatrado es uno de los elementos esenciales de todo régimen fascista.
Tal componente no precisa demostrarse a esta altura del avance libertario y detonó una interesante paradoja en el proceso electoral de la Provincia de Buenos Aires, en el que el sector “troll” de Santiago Caputo y el “Gordo Dan”, Fuerzas del Cielo, fue excluido de las listas de candidatos. Los rezongos y cuestionamientos que disparan desde la red “X” no recibieron más satisfacciones que la orden de someterse al criterio de la hermanísima Karina. “No están criticando un armado; están cuestionando al Presidente mismo y a la causa que nos trajo hasta acá”, posteó “El Jefe”, ya decididamente volcada al rol de comisario político.
El “Derecha Fest” añadió a la obsecuencia otro mecanismo típico del fascismo, con una operación que se inició en el acto de apertura de la Fiesta del Poncho.
El primer paso fue enviar a un periodista de “La Derecha Diario” a Catamarca para recriminarle a la vicepresidenta Victoria Villarruel su “traición” a Milei y a “15 millones de votantes”. Villarruel trató de evitar la evidente provocación, pero el incómodo momento quedó registrado y el video se viralizó rápidamente.
El objetivo final de la maniobra se descubrió en el salón “Pajas Blancas” del “Quorum Hotel” de Córdoba. Las imágenes del abordaje a Villarruel fueron reproducidas en pantalla gigante para instigar la reacción rabiosa de la turba fanatizada. “Kukarruel traidora”, bramó la masa.
El odio puesto a punto para que el líder lo exprese y satisfaga a su público. “Bruta traidora”, disparó Milei desde el atril.
Más característico imposible: postular un disidente para el vituperio de la jauría enardecida. Ya no en las redes sociales, ámbito dilecto de las incursiones mileístas, sino en vivo y en directo, como parte del ritual faccioso. Lo mismo hubiera sido incinerar una imagen de la “traidora”.
Los indicios de la pulsión fascista son ya demasiados como para tomarlos como un rasgo estrafalario e inofensivo del Presidente. Se está plantando el embrión de un movimiento que no tiene nada que ver con el liberalismo republicano que dio origen a la UCR.
Embrión todavía, porque su poder es limitado. Considerando lo que le pasa a cualquiera que ose siquiera dudar del credo libertario, es inevitable preguntarse qué podría ocurrir si se afianza.
Si tiene cuatro patas, ladra y mueve la cola… Gran dilema para el radicalismo “peluca”.