domingo, 7 de septiembre de 2025 18:08
Con un fuerte espíritu sinodal y mucha alegría cristiana, durante la mañana de este domingo 7 de septiembre se vivió el Jubileo Diocesano, en el cierre de la Fiesta de la Protección de Nuestra Madre del Valle, a 21 años del sismo de 2004.
También en esta jornada, Catamarca se unió a la acción de gracias de la Iglesia en todo el mundo por la canonización de los jóvenes santos Carlo Acutis y Pier Giorgio Frassati, presidida por el Papa León XIV en la Plaza de San Pedro.
Animados por el lema “Peregrinos de Esperanza”, desde hora temprana, las delegaciones de las 31 parroquias de la diócesis, instituciones, movimientos eclesiales, colegios católicos, laicos, religiosos, diáconos, sacerdotes, familias, junto con su pastor diocesano, se congregaron en el Paseo General Navarro, más conocido como La Alameda, donde se acercaron al Sacramento de la Reconciliación para participar de la peregrinación jubilar.
Alrededor de las 9.15, se inició la caminata precedida por la imagen de Cristo Crucificado por calle San Martín hasta el Paseo de la Fe, donde se celebró la Santa Misa, presidida por el obispo diocesano, Mons. Luis Urbanc, y concelebrada por la casi totalidad de los sacerdotes que sirven pastoralmente en la Diócesis de Catamarca.
Presentan Escuela para el Diaconado Permanente
Al comienzo de la ceremonia litúrgica, el padre Diego Manzaraz, canciller y secretario general de la curia diocesana, dio lectura al decreto mediante el cual, se crea en la Diócesis de Catamarca la Escuela para el Diaconado Permanente “San Lorenzo, diácono”, que fue presentada en el marco de este día especial.
En el instrumento legal, que lleva un nutrido Considerando, se nombra como Director General al Pbro. Salvador Armengol Acevedo, y como Coordinador Académico al Pbro. Lucas Gastón Segura Villagrán. Asimismo, se establece la conformación de un Equipo de Tutores y un Equipo de Directores Espirituales.
Además, exhorta “a aquellos que experimentan este llamado de Dios al ministerio diaconal a configurar sus vidas con Cristo servidor, recordando siempre las palabras del bienaventurado Policarpo, que los invita a ser «Misericordiosos, diligentes, procediendo conforme a la verdad del Señor, que se hizo servidor de todos» (LG 29)”.
“Hemos venido como peregrinos”
En su homilía, Mons. Urbanc expresó: “Bienvenidos, peregrinos de esperanza, a cada uno de ustedes y a tantos que quedaron en sus comunidades los sostiene la esperanza cristiana. Por eso estamos aquí congregados frente a nuestra Iglesia Catedral y Santuario de Nuestra Madre del Valle. Hemos venido como peregrinos, ésa es la esencia de la vida del ser humano en este mundo, ser peregrino, ser caminante”.
Manifestó que en este caminar “nos acompaña y nos precede Jesucristo, nos acompaña y nos fortalece y nos conforta María Santísima, y ahora también el Beato Mamerto Esquiú, uno de nosotros, uno de estos peregrinos de nuestra querida Catamarca, él nos atrae con su figura señera”. Llamó a ser “peregrinos de esperanza, que nosotros seamos esa esperanza en tantos corazones desanimados, que se sienten desahuciados, que podamos en ellos poner la esperanza”.
Agradeció a cada uno los fieles que llegaron con sus párrocos y los exhortó a que sean “comunidades vivas, fraternas, evangelizadoras donde se hace presente cada día el misterio del amor de Dios, que se celebra en la Eucaristía”.
“Hemos venido para hacer nuestra peregrinación, a celebrar nuestro Jubileo Diocesano, somos una única comunidad, la Iglesia que peregrina en Catamarca con sus presbíteros, con sus diáconos, con sus consagrados, con sus laicos en distintos servicios dentro de las comunidades, y todos aquellos que no pudieron venir están unidos a nuestros corazones. Es toda la diócesis que hoy peregrina y celebra el Jubileo de los 2025 años de la venida del Hijo de Dios a este mundo para salvarnos de nuestros pecados”, resaltó.
La intercesión de María
Luego agregó que esta celebración la hacemos “en el marco de la gran acción de gracias porque la Santísima Virgen María en su advocación del Valle, puesta a los pies de su Hijo Jesús, intercedió hace 21 años para que esta Catamarca no se desplomara. Y nosotros, como hijos agradecidos, queremos transmitir a todos aquellos que no han vivido en ese tiempo. Sepan que hay un pueblo que no se olvida que Dios está presente, que María nos cubre con su manto, que quiere que seamos santos y que lleguemos al Cielo, pero con un corazón sumamente agradecido. Por eso, en este día, que llamamos de la Protección, estamos aquí congregados dando gracias con lo mejor que la Iglesia tiene, que es el sacrificio eucarístico”.
Invitó a las nuevas generaciones a que “reciban este legado nuestro, acójanlo en su corazón; sepan que María Santísima cuida, protege contra tantos problemas que aquejan a nuestra sociedad. Si Ella pudo hacerlo venciendo las fuerzas de la naturaleza, protegiéndonos contra los desastres que puede producir, también creamos que hoy María Santísima nos puede cuidar de los vendavales de la vida, de la cultura que puede ser ajena al Evangelio… pero tenemos que tener fe”.
También puso de relieve la Biblia cuyo mes estamos celebrando, “con gestos concretos de valoración y de centralidad de la Palabra de Dios en nuestras vidas. Ella nos tiene que dirigir y nos debe llevar a tener la verdadera sabiduría”.
En otro tramo de su mensaje hizo mención a la constitución de la Escuela de Diaconado Permanente en la diócesis, “después de un largo camino de reflexión”, dijo, apuntando que su misión es preparar a “algunos hermanos nuestros para abrazar el diaconado permanente, y diaconado significa servicio, tener hermanos que, ministerialmente unidos al sacerdocio, pongan esta nota distintiva de la vida cristiana, que es la caridad, ocuparse de los pobres… Entonces esto también entra dentro de esta jornada de la peregrinación del Jubileo Diocesano”.
Más adelante, reflexionó sobre la esperanza, eje de este Año Jubilar, señalando que debemos tener “una esperanza que nos permita entrar al corazón mismísimo de Dios”, y “que sea una esperanza alegre, porque Cristo ha vencido a la muerte, nos ha perdonado los pecados, nos ha hecho su familia; somos su comunidad, su pueblo. Entonces, la esperanza tiene que tener esta nota distintiva de la alegría y creo que hoy venimos con alegría”.
La alegría por dos jóvenes santos
En el momento de las ofrendas, junto con los dones del pan y del vino, se pusieron en el altar los esfuerzos y trabajos pastorales dedicados al Señor en el servicio diario a los hermanos en cada una de las comunidades. Además, miembros de la Pastoral de Juventud acercaron las imágenes de los jóvenes santos Carlo Acutis y Pier Giorgio Frassati, quienes fueron canonizados en este día.
Antes de la bendición final, toda la asamblea reunida en torno a la Eucaristía se consagró a la Madre del Valle y se rogó por las vocaciones sacerdotales.
Posteriormente, el Obispo abrió la Puerta Santa y comenzó el ingreso de los peregrinos para recibir la indulgencia plenaria que concede la Iglesia en este Año Jubilar.
Con mucha emoción fue despedida la imagen cuatro veces centenaria de la Virgen del Valle, que volvió al Camarín que la resguarda durante todo el año, saludada con vivas, pañuelos al aire y los corazones palpitantes de amor a la Madre Protectora