El denominado Caso Loan, por el que se investiga la desaparición del niño Loan Peña, de 5 años, ocurrida en junio del año pasado, es paradigmática de los peores vicios de la Justicia argentina, un poder que sufre desde hace años de un proceso de pérdida de la credibilidad. La consultora de mercado Zubán Córdoba señaló en un estudio publicado el año pasado que el 82,9% de los argentinos desconfía del Poder Judicial.
En el caso correntino se observan gruesos errores que van desde la falta de formación de los investigadores hasta la presunta complicidad o encubrimiento, pasando por una serie de negligencias que, en conjunto, terminaron por contaminar una causa que parece irremediablemente condenada a la impunidad.
En la actualidad hay siete personas procesadas como presuntos coautores de la desaparición, todas ellas del entorno familiar del pequeño. Pero sigue sin haber una hipótesis plausible respecto de qué es lo que le sucedió al niño.
Hay también diez imputados y procesados en una causa paralela en la que se investiga a varias personas que se presentaron como representantes de la Fundación Dupuy, algunos de ellos mintiendo ser abogados. Y estuvieron interactuando con testigos clave, entorpeciendo la investigación, sin que la Justicia actuase en ese momento para impedir estas interferencias.
Como sucede con todo caso resonante en la Argentina, participaron del proceso los abogados más mediáticos, caracterización que nada tiene que ver con la idoneidad ni mucho menos con la ética profesional. Luego de un tiempo, como suele suceder, abandonaron el caso y volvieron a la comodidad de sus estudios jurídicos en la capital y a las luces de la televisión.
Tras el fracaso de la investigación encarada por la Justicia provincial, con presiones incluso del poder político correntino, la causa pasó al ámbito de la Justicia Federal. A partir de este cambio de fuero, la pesquisa pareció encaminarse, pero a casi diez meses del hecho, nada se sabe con certeza de lo que realmente ocurrió aquella fatídica tarde.
El caso Loan no es un ejemplo aislado de cómo el mal accionar judicial conspira contra la posibilidad de que los hechos criminales se esclarezcan. Un repaso por las causas más resonantes de los últimos años permitiría revelar que la mayoría presenta aristas polémicas e irregularidades constatadas que justifican la reticencia ciudadana a creer en la Justicia. También sucede en Catamarca, con lo que se investiga mal o no se investiga. La omisión deliberada es también una defección, tan grave como la negligencia.
La falta de credibilidad del Poder Judicial no es un problema que se restringe a ese ámbito. Es también una amenaza a la República y a la democracia. De modo que resulta imprescindible que haya una transformación de fondo en la Justicia y que ocupen los cargos de fiscales o jueces personas con idoneidad y ética profesional. Y que, detectadas las irregularidades, se apliquen los remedios institucionales previstos por la normativa vigente.