viernes, 3 de mayo de 2024 01:13
Roles diferentes
Tras la aprobación de la “Ley de Bases y Puntos de Partida para la Libertad de los Argentinos” en la Cámara de Diputados de la Nación, que remitió el recortado, pero emblemático proyecto del Presidente Javier Milei al Senado con media sanción, todas las miradas están puestas en lo que puede ocurrir en la Cámara alta del Congreso nacional. Si el liberal libertario podrá anotarse al fin su primera victoria parlamentaria completa o si enfrentará un nuevo rechazo, no es una cuestión menor. Se trata de cambios esenciales para la normativa del país, analizadas ya en detalle desde sus distintas implicancias, pero también de un golpe anímico en materia política para quien conduce desde Casa Rosada. Esto último es, de todas formas, relativo, ya que si se aprueba desde el Gobierno dirán que es un triunfo de Milei y si se no se aprueba dirán que es un triunfo de Milei, como viene sucediendo hasta ahora.
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El Senado de la Nación Argentina está integrado por 72 legisladores y es el cuerpo que iguala en voz y voto a todos los distritos, a diferencia de Diputados, donde la cantidad de representantes depende de la población de cada rincón del país. En el Senado todos son iguales: son tres senadores por cada una de las 23 provincias y tres por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Esa relación de fuerzas reduce además el impacto de cada bloque y, a la hora de votar, cada voto cuenta. Por alguna razón, entre los más de 70 votos en juego para la reversionada “Ley Ómnibus”, la prensa nacional puso todos los focos sobre Catamarca, por la aparente diferencia de criterio entre el gobernador Raúl Jalil, que pide acompañar, y la senadora Lucía Corpacci, que ha hecho público su desagrado y calificó como “muy probable” su voto negativo.
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Siempre proclives a echar leña al fuego y alentar conflictos, así como plantearon una eventual “ruptura de bloque” en Unión por la Patria por la votación del martes, ahora se intenta fogonear una interna entre las dos máximas autoridades del PJ catamarqueño. Sin embargo, la diferencia central no es de criterios, sino de roles: Jalil es el Ejecutivo y como mandatario provincial debe dialogar y negociar siempre con el mandatario nacional, como lo ha hecho Lucía cuando coincidió en su gestión con Mauricio Macri. Corpacci, a su vez, es dueña de una banca y desde ese lugar está facultada para expresar su parecer sobre el proyecto que fuere. No habrá desobediencia en el voto, sea como sea, porque no hay obediencia debida entre un cargo y otro.
El Esquiú.com