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miércoles, 25 septiembre, 2024

Al menos un debate

jueves, 29 de agosto de 2024 02:47

Las declaraciones del ministro de Justicia de la Nación, Mariano Cúneo Libarona, ante la Comisión de Mujeres y Diversidad de la Cámara de Diputados, abrió una discusión enorme por las consideraciones del funcionario acerca de las políticas impulsadas y reivindicadas durante los últimos años en el país. Nuevamente las posturas se revelan irreconciliables como agua y aceite, como suele suceder en Argentina en todos los terrenos, pero lo rescatable en este tema es que al menos se suplantaron los insultos y las descalificaciones por ideas y posturas diferentes, que habilitan un debate profundo. No es poco en el contexto de intolerancia que se atraviesa.

Cúneo Libarona señaló sin eufemismos que “se acabó la diversidad de género, vamos por otros valores como la familia y la educación” y no limitó su exposición a los cuestionamientos sobre el rol del desaparecido Ministerio de la Mujer, sino que señaló que el conjunto de medidas y acciones implementadas no lograron disminuir los casos de violencia: “La violencia es violencia sin importar el género. El Estado no fue la solución, fue la problemática y la hipocresía progresista por la que se beneficiaron unos pocos. No prestaba utilidad y era un gasto inútil para los argentinos”, sostuvo el titular de Justicia para subrayar que los casos por violencia de género “nunca se redujeron en estos años con el ministerio, por el contrario, aumentaron sistemáticamente” y remató sus definiciones sentenciando que el Gobierno nacional “rechaza la diversidad de identidades sexuales que no se alineen con la biología”, porque “son inventos subjetivos”.

Lógicamente el ministro recibió miles de respuestas de quienes celebraron como un avance cada modificación en la materia durante los años anteriores, colectivos sociales que pidieron diferenciar las opiniones personales y lo que marca la ley. Y en verdad la postura de Cúneo Libarona se enfrenta con la normativa vigente, porque fueron aprobadas por el mismo Congreso donde fue a exponer leyes como la Ley de Cupo Sindical y Empresarial, la Ley de Educación Sexual Integral, la Ley de Matrimonio Igualitario, la Ley de Protección Integral, la Ley de Identidad de Género, la Ley de Acoso Sexual o la Ley Micaela, entre otras. No se trata entonces de cambiar el color de una pared, sino de una postura oficial que promueve revisar la legislación vigente, situación que horroriza a algunos, pero que es defendida por otros, que nunca compartieron la idea de una sexualidad distinta a la que define la biología. Ni unos ni otros admitirán que se postule una posición diferente a la que defienden íntimamente, lo cual genera un debate importante. Y aunque el mismo debate moleste, la realidad es que ya está instalado.

El Esquiú.com

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