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San Fernando del Valle de Catamarca
27 febrero, 2025

Oscar 2025: la clandestina La semilla del fruto sagrado le compite a Emilia Pérez

Hay películas que trascienden por su temática, más que por sus méritos a la hora de llevar esa historia a la pantalla de un cine. Con La semilla del fruto sagrado estamos en una suerte de híbrido, porque esta candidata al Oscar a la mejor película internacional tiene un pie en la realidad política y social en Irán, y otro en la manera en la que se rodó, de manera clandestina.

El director y guionista Mohammad Rasoulof fue sentenciado a prisión por motivos políticos, al apoyar las protestas de 2022 contra el hijab de Masha Amini.

El filme, de poco más de dos horas y media (nada si se lo compara con lo que dura El brutalista) se centra en una familia “tipo”, compuesta por el padre, la madre y sus dos hijas adolescentes. Iman (Misagh Zare) es ascendido a investigador de la Corte Revolucionaria. Su nuevo cargo le otorga una seguridad económica, y un puesto con peso político que es festejado por su esposa Najmeh (Soheila Golestani), no tanto por sus hijas Rezvan (Mahsa Rostami y Sana (Setareh Maleki).

Disputas en una familia en Teherán

Y bien pronto advertimos que lo que Rasoulof tiene entre manos en contarnos, a partir de los conflictos que se desatarán en el núcleo familiar, las disputas de un país, no solo entre generaciones y género.

El filme es una alegoría sobre el poder y la corrupción, que rescata lo humano en una situación por demás compleja y difícil. Fotos Impacto cine

Iman más pronto que tarde descubre que debe aprobar condenas a muerte de gente que probablemente no haya sido culpable de nada. O sea, sin siquiera revisar los casos. Para su seguridad, le otorgan un arma, que tendrá un rol central en un futuro, cuando desaparezca de la casa y motive uno de los momentos más cruentos de la película.

Manifestaciones y represión

Pero falta para ello. Antes, Rezvan, que va a la universidad, ve de primera mano cómo la represión no tiene miramientos con nadie, y le toca de cerca. Una amiga y compañera es herida por la policía en una manifestación. Sadaf es víctima de un disparo de perdigones en la cara y, temerosa de que la arresten si la llevan a un hospital, Rezvan la lleva a su casa para ponerla y ponerse a salvo.

Rasoulof utiliza imágenes de video amateur de las redes sociales para realizar su crónica de la brutalidad que los manifestantes sufren en las calles, y Najmeh empieza a cuestionarse si lo que muestra la propaganda de la televisión estatal es cierto.

La película, desde que se presentó en el Festival de Cannes, lleva ganados 32 permios internacionales.

Pero luego detienen a la amiga, y de su paradero, y de si está viva o no, no se sabe nada.

La tensión en la familia irá en aumento, con dos bandos bien definidos ante la situación de la amiga. La esposa apoyaba en todo a Iman, pero cuando el arma que le han entregado desaparezca, allí comienza una nueva película, menos cerrada y encerrada.

Lo que sucede abrirá cuestionamientos de distinto tipo en el espectador, y bien lejos estamos de querer spoilear lo que pasa.

La esposa y el burócrata. La película pega un giro importante en los últimos minutos.

El filme es una alegoría sobre el poder y la corrupción, que rescata lo humano en una situación por demás compleja y difícil.

Ganadora del Premio Especial del Jurado en Cannes el año pasado, así como los que otorgan la crítica y el Jurado Ecuménico, los valores de La semilla del fruto sagrado se fraccionan y distribuyen a lo largo de las dos horas 45 minutos de la proyección.

“La semilla del fruto sagrado”

Muy buena

Drama. Francia / Alemania, 2024. Título original: “Dâne-ye anjîr-e ma’âbed”. 167′, SAM 16. De: Mohammad Rasoulof. Con: Misagh Zare, Soheila Golestani, Mahsa Rostami, Setareh Maleki. Salas: Lorca, Cine Arte Cacodelphia, Cinépolis Recoleta y Pilar, Atlas Patio Bullrich, Showcase Belgrano y Norcenter.

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