Un triángulo amoroso, con un eje en común, el deseo de conocerse íntimamente y compartir una confianza y privacidad superior a la amistad. Nano, Chiara y Jennifer configuraron una relación muy singular en Gran Hermano, que parecía disuelta, pero que se reactivó.
El retorno de Lauría a la casa, tras su eliminación, provocó que Mancuso ingresara en un estadío de incomodidad, porque había tejido una cercanía mayúscula con Giuliano. Eso también generó como efecto colateral que Papucho le reiterara sus intenciones de construir un lazo más potente.
De ese modo, el musculoso dialogó con la hija de Alejandro Mancuso, la contuvo, la escuchó sobre todos sus pesares por Nano y así empatizara con su situación. No obstante, se produjo un cara a cara tremendo de Papucho y Giuliano, que alcanzó un grado de revelaciones increíbles.
Vaschetto le explicó: “Jeni volvió y yo no iba a ser tan careta, tan tibio, de por no querer abandonar un lugar de comodidad acá adentro de la casa, en el que estaba con Ulises, con Chiara, los mejores estaban con nosotros. No me iba a perder ese reencuentro por ser correcto”.
LA CHARLA DE NANO Y PAPUCHO QUE CAMBIÓ TODO
Así como se justificó: “Si me quedo solo, me quedo solo. No tengo problema pero voy a hacer leal a lo que le dije. A mi esencia y a lo que dije que soy. Volvió Jeni y yo me voy para allá. De la forma que sea, si yo puedo pelear la situación, Yo esto lo había hablado con Chiara y me di cuenta de muchas cosas con ellas. Me di cuenta de que iba a hacer imposible mediarla por cómo es ella. Ella me dijo que no era orgánico mantener un diálogo que no fuera desde ahí (desde el romance)”.
Hasta que Giuliano le expresó a Papucho: “Imaginate que no me pudo aceptar verme como amigo en vez de chongo”. Esa frase abrió los ojos de Claudio: “Ella a mí me dijo otra cosa. Yo me siento un pelot… de haberle creído. Perdón por eso. Me aclara un montón. Me siento un bolu… en un montón de cosas. Yo soy muy confiado”.