En plena antesala del Gran Premio de Gran Bretaña, hace un par de semanas, Charles Leclerc volvió a captar todas las miradas, pero esta vez no por su rendimiento en la pista, sino por un verdadero capricho de lujo: se compró un Ferrari 275 GTB Serie I, valuado en 2.5 millones de dólares.
La noticia explotó en redes cuando se viralizó un video que lo muestra llegando a la boutique Tiffany & Co., en París, junto a su pareja al volante del espectacular deportivo negro.
El clip fue compartido por el sitio Autosport, donde se confirmó que el auto pertenece a la exclusiva Serie I del modelo 275 GTB, restaurado por completo. Según informaron medios internacionales, Leclerc adquirió la joya en junio de 2025, y la estrenó manejando primero en Mónaco, antes de llevárselo a la capital francesa.
Este vehículo no es una Ferrari cualquiera. Es uno de los modelos más emblemáticos de la historia de la marca. Fue diseñado por Pininfarina y producido entre 1964 y 1966. El 275 GTB fue el primer Ferrari de calle en incorporar transmisión trasera y suspensión independiente, todo acompañado por un potente motor V12 de 3.3 litros que sigue siendo sinónimo de elegancia y potencia.
UNA PIEZA ÚNICA PARA UNA COLECCIÓN DE ENSUEÑO
El ejemplar de Leclerc es particularmente raro: carrocería negra con interior de cuero marrón, una combinación poco vista en este tipo de vehículos. Este detalle lo convierte no solo en una pieza de colección, sino en un auto con un enorme valor histórico y estético.
El piloto monegasco es un reconocido amante de los autos, y ya tiene en su haber una colección de lujo: SF90 Stradale, SF90 XX Stradale, Ferrari 488 Pista Spider, Daytona SP3, 812 Competizione A y hasta un exclusivo Porsche 911 R (991), que revela su fanatismo por los autos manuales.
Además, según publicó Periodismo del Motor, Leclerc ya fue visto manejando el 275 GTB no solo en las calles de Mónaco y París, sino también en la mítica pista de Fiorano, propiedad de Ferrari, donde probó su nueva adquisición con total libertad. El auto no solo representa una joya para el garaje de Leclerc, sino también un vínculo sentimental con la rica historia de la Scuderia, esa que tantos pilotos soñaron con representar.
Leclerc, que a sus 26 años se consolida como una de las grandes figuras del automovilismo actual, demuestra que su pasión por Ferrari va mucho más allá del circuito. Esta compra lo posiciona como un verdadero coleccionista de la marca y, además, como un conductor que sabe apreciar tanto la tecnología moderna como la herencia clásica que define el alma de Ferrari.