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San Fernando del Valle de Catamarca
30 enero, 2025

La Argentina viene gozando con la entrada de dólares, pero también debe prepararse para la salida

Quienes frecuentan a Santiago Caputo dicen que el mega asesor presidencial insiste con el concepto “todo marcha de acuerdo al plan” a la hora de tranquilizar a sus interlocutores sobre “la batalla cultural” prevista por el presidente Javier Milei para este año.

Frente a ese balizamiento del rumbo político, el ministro de Economía, Luis Caputo, sorprendió a los mercados con la baja transitoria de las retenciones a las exportaciones agropecuarias, una medida que desató por lo menos tres lecturas simultáneas.

Una de ellas, y principal, es que el Gobierno intenta ahora conseguir la mayor cantidad de dólares para fortalecer las reservas del Banco Central y, así, tratar de convencer al Fondo Monetario Internacional de que es posible conseguir dólares del comercio exterior sin necesidad de devaluar el peso.

En ese marco, vale recordar que por decisión del Presidente a partir de febrero bajará del 2% al 1% mensual el ritmo de aumento del dólar oficial, constituyendo la señal más clara de que el Gobierno no tiene previsto un salto cambiario, por lo menos, hasta fin de 2025.

Si algo deja en claro el Gobierno es que quiere ganar las elecciones legislativas y para eso un punto clave de su capital político está en que el dólar se quede quieto apuntando a bajar la inflación.

Un tema para mirar es el futuro de la tasa de interés de la política monetaria (32% anual) que, al bajar la devaluación al 1% quedaría muy alta si se anualiza su medición en dólares.

Tal vez, el Gobierno quiere mantener la tasa alta para acelerar aún más el ingreso de divisas de los exportadores, que tiene una cláusula por la cual la establece que “liquiden al menos el 95% de las divisas respecto de esas mercaderías en un plazo comprendido entre la entrada den vigencia de la presente medida y hasta 15 días hábiles de efectuada” la declaración jurada de venta al exterior.

En el Gobierno calculan que con la baja de 7 puntos porcentuales de las retenciones (la más relevante es para la soja de 33% a 26%) el campo adelantará la liquidación de US$ 6.800 millones, una cifra importante que alargaría la buena racha en materia de ingreso de 2024 aunque, como dice el economista Carlos Melconian, podría tratarse “de adelantar para el almuerzo la comida que estaba prevista para la cena”.

Otra lectura corrió por parte de los analistas del campo, que entendieron que la baja temporaria de las retenciones fue para darle oxígeno a un negocio que no cerraba en 2025. La apreciación cambiaria, el aumento de los costos y las asechanzas que implican el posible fortalecimiento del dólar a nivel global, que podría deprimir los precios de las materias primas, se suman a la sequía para formar un panorama difícil para la actual y la próxima campaña.

La tercera lectura gira en torno a como hará el ministro Caputo para convencer al FMI de que si entran fondos frescos no se destinarán a financiar gastos de turismo en el exterior o a intervenir en el mercado cambiario para garantizar un esquema de dólar barato que ya derrama consecuencias sobre las cuentas externas.

La intervención en el mercado cambiario para contener la brecha que está en 12%, previa al anuncio de la baja de las retenciones, le había costado al Central unos US$ 600 millones según el último informe de la Fundación Capital.

Además, sostiene la estadística del INDEC que en 2024 la balanza turística dejó un saldo negativo de US$ 2.125 millones dólares, que sería un anticipo de la avalancha de argentinos hacia el exterior en el arranque de este año.

Volvió el “deme dos” en los shopping chilenos y brasileños, enancado en el extraordinario resultado cambiario de 2024.

Los datos de Eco Go destacan que el año pasado el Banco Central logró comprar US$ 21.800 millones y que, a su vez, el Tesoro le compró US$ 15.800 millones que permitieron el pago puntual de la deuda.

La decisión de privilegiar el pago de la deuda sobre la acumulación de reservas en el Central (las reservas netas siguen siendo negativas por más de US$ 4.000 millones) habría sido determinante para generar el inesperado éxito del blanqueo de capitales.

Los US$ 31.000 millones del blanqueo depositados en los bancos marcaron un punto de inflexión a favor de la estabilidad cambiaria y del crecimiento del crédito.

A partir del blanqueo, empresas grandes de la Argentina colocaron Obligaciones Negociables por US$ 7.287 millones, y se pone el foco en un número muy importante a tener en cuenta después del anuncio presidencial sobre que el cepo cambiario se termina este año.

Dentro y fuera del Gobierno reconocen que una condición necesaria para eliminar las restricciones cambiarias sin tener una devaluación de cierta magnitud es que el Central esté fortalecido en materia de reservas y la apuesta oficial es lograr US$ 12.000 millones del FMI lo que despejaría notablemente el panorama del año.

Pero sin cepo, el Gobierno deberá atender, entre otras demandas importantes, las provenientes de las utilidades retenidas de las empresas que girarían en torno a los US$ 11.000 millones en tanto que, calcula Eco Go, que la deuda acumulada con las casas matrices “por encima del giro normal de las compañías se ubica en torno a los US$ 23.000 millones adicionales”.

El balance cambiario 2024 le dio al Gobierno satisfacciones grandes, el de 2025 presenta un panorama para seguir de cerca.

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