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miércoles, 10 de mayo de 2023 01:17

Definiciones

La posibilidad de que el oficialismo defina sus candidaturas en las elecciones Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias del próximo mes de agosto,  es una posibilidad real que comienza a tomar consistencia entre dirigentes y militantes del Partido Justicialista, en un giro de 180 grados para la situación de un peronismo que hasta hace algunas semanas no descartaba promover una suspensión de las PASO por única vez y encaminarse directamente hacia la general de octubre.

Inédito

Para el peronismo catamarqueño, dirimir supremacías internas en las urnas sería una experiencia inédita desde que retornó al poder hace poco más de una década. Una vez que las PASO fueron implementadas en el país -por entonces con gran resistencia de la oposición que hoy las defiende a capa y espada-, Catamarca pudo prescindir una y otra vez de esa instancia. Es cierto que hubo PASO en el justicialismo, pero relegadas a cargos menores como concejalías, una herramienta fantástica para la movilización barrial de dirigencia y militancia, que le ofreció excelentes resultados. Pero para los cargos realmente fuertes, comenzando por la fórmula de gobernador y vicegobernador, intendente capitalino y legisladores nacionales o provinciales, todo se acordó previamente; lo que hizo de las PASO un trámite formal con lista única, apenas útil para fortalecer la campaña proselitista con una foto ganadora dos meses antes.

Antecedentes

La sólida gestión de Lucía Corpacci en el período 2011-2015, no dejaba margen para discutir espacios. Más aún, Lucía lanzó su reelección dos años antes: fue la noche en que Néstor “Chicho” Tomassi se quedó con la banca de la minoría de la Cámara de Diputados de la Nación, en las intermedias de 2013. Aunque Eduardo Brizuela del Moral se impuso (sumando los votos de José Sosa), el peronismo celebró la clara recuperación del Senado local, y allí cuando se daban los guarismos casi definitivos con mensaje dirigencial, en el improvisado búnker de calle San Martín, aparecieron militantes con remeras azules y la leyenda “Lucía 2015”. Fue el fin de una discusión que nunca había comenzado, porque por entonces Corpacci se fortalecía e integraba sectores del PJ a su gobierno, incluso aquellos que la resistían por su anterior alianza con el Frente Cívico y Social, en el breve romance del radicalismo local con el kirchnerismo. Hacia 2019 tampoco hubo grandes roces. En todo caso, la presión era de un sector mayoritario del peronismo que reclamaba a Lucía que fuera por un tercer mandato, mientras emergía Raúl Jalil como el sucesor natural, luego de ocho años de gestión en el municipio capitalino. Corpacci, que se había pronunciado anteriormente contra las reelecciones indefinidas, y hasta había propuesto eliminar esa posibilidad modificando la Constitución, tenía el camino allanado para seguir, pero no lo hizo. A cambio de ello acompañó a Raúl, y como ella -con el nivel de aceptación popular más alto- también integraba las listas, no hubo mayores conflictos. Gustavo Saadi, que había derrotado a Eduardo Brizuela del Moral en una batalla en las urnas por la diputación nacional, fue candidato a intendente capitalino; Raúl Jalil, exjefe comunal, se postuló para la gobernación acompañado por Rubén Dusso, y Lucía, candidateada para retonar al Senado de la Nación (donde había estado entre 2009 y 2011), aseguraba el arrastre de votos de quienes le pedían que siguiera.

Tridente efectivo

Corpacci-Jalil-Saadi se constituyó así en el cimiento del peronismo local,  con una firmeza que le permitió resistir sin que le rozara la “ola amarilla” que de la mano del macrismo arrasaba en el resto del país. Caminaron así varios años, como contrapunto de una oposición errática, que buscaba socios a caballo de lo que ocurría a nivel nacional, pero sin posibilidades reales de competir o hacer tambalear al PJ catamarqueño. Fue tan clara la supremacía que en la propia oposición se llegó a discutir si había vocación de ganar, o si varios ya se sentían cómodos preservando su espacio como segundos.

Otros aires

Nada es definitivo y menos en política, pero hoy y a esta hora, la unidad monolítica del peronismo catamarqueño no es la misma. Las definiciones se fueron dilatando y lo cierto es que a pocas semanas de presentar las listas de candidatos, la militancia se dispersa. Hay un sector que apoya y respalda un segundo mandato de Raúl Jalil, que sería el paso natural para una fuerza que viene en ganadora desde hace tiempo. Pero también empuja otro sector que impulsa a Gustavo Saadi para la gobernación, y a ellos se sumó ahora otro grupo, más pequeño, que incluso pone sobre la mesa una posible pero improbable candidatura de Lucía, quizás para restar fuerza a la otra disputa. “No vamos a tener problemas, está todo bien”, asegura el gobernador cuando se le consulta por la interna política. Y en verdad la aparición de distintas ofertas no necesariamente tiene que ser un problema: para eso están las PASO y la posibilidad de que los votantes decidan.

Entusiasmo y riesgos

Una interna abierta para resolver el candidato peronista despierta entusiasmo, como que es reclamada a viva voz por muchos dirigentes, algunos caracterizados y otros menos conocidos. Pero también encierra riesgos, entre ellos que se abran heridas insalvables. Más allá de la premisa peronista de que “el que gana conduce y el que piered acompaña”, nada garantiza que si se realiza una interna el día después salgan todos felices y tomados de la mano. Los protagonistas no se pronuncian todavía abiertamente, pero se miran como boxeadores en un primer round de estudio, atentos a los movimientos del otro. Mientras la “guerra” política no se declare, habrá tiempo para desandar pasos y buscar una salida más diplomática. Pero esos tiempos se agotan, Saadi no está interesado en seguir en la Capital, y eso abre una puerta que -por ahora- permite vislumbrar un duelo en las urnas de inusitada magnitud. Y si el choque es Jalil-Saadi, el rol de Corpacci podría ser determinante.

Cargos partidarios

Si bien la situación salió a la luz a partir de la elaboración de la lista de cargos para la renovación de lugares partidarios, queda claro no fue ése el eje de la controversia. Más aún, Gustavo Saadi participó en la construcción de la lista aunque él mismo no figure. La distancia viene por razones de fondo, y no apuntan tanto a lo ya sucedido sino al proyecto para lo que vendrá: por eso la resolución es más compleja. El próximo 16 de mayo, el Congreso Provincial del PJ se reunirá para proclamar a las nuevas autoridades, y por lo pronto se cayó la idea de comenzar a formalizar allí la lista de candidatos para las PASO, porque la tensión ya está planteada. No será entonces un trámite formal, sino una situación que la conducción política deberá resolver. Si este proceso tan diferente a los anteriores termina por debilitar o fortalecer al oficialismo, es algo que está por verse.

El Esquiú.com

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