Además de por sus sesgos ideológicos y resultados económicos, los gobiernos de los últimos 20 años son fácilmente diferenciables por las preocupaciones que generaron en el grueso de la población. A Cristina Kirchner, en general, la mayoría le reclamaba por la inseguridad y la corrupción. Con Mauricio Macri, sobre todo a partir del segundo tramo de su mandato, volvió el reclamo por la inflación. Un pedido que se acentuó con Alberto Fernández y explotó en el arranque de Javier Milei.
La baja en el índice de precios en los últimos meses había provocado un primer cambio para la gestión libertaria, siempre dentro del campo económico y social. La inflación empezó a perder fuerza como principal problema, mientras subía el temor por la desocupación. Pero en las últimas semanas, como un revival K, otra vez los estudios de opinión pública muestran cómo la curva de la “inseguridad” vuelve a irse para arriba.
En el último relevamiento nacional de Management & Fit, la preocupación por los delitos pasó del cuarto al segundo lugar y quedó a solo dos décimas de “aumento de precios y tarifas”. El mismo trabajo, sin embargo, la tiene a Patricia Bullrich como la segunda dirigente con mejor imagen, debajo del presidente Javier Milei y arriba de otros 14 oficialistas y opositores evaluados.
¿Por qué crece el reclamo por la inseguridad y la ministra que está a cargo del área mantiene buenos números? La hipótesis no es muy compleja. Bullrich capitalizó de arranque un cambio ostensible en la vida cotidiana de los porteños: se terminaron (o casi) los piquetes en el Centro. Y en cuanto a la seguridad, apareció en la foto de una mejora en la ciudad más narco-caliente del país: Rosario.
En cambio, hasta ahora, supo despegarse del flagelo en los distritos donde más ponen la lupa los medios: las dos Buenos Aires. Lo de la Provincia vuelve a tomar dimensión de crisis. El caso de Kim Gómez, asesinada en La Plata con apenas siete años tras ser arrastrada por delincuentes que le robaban a su familia, reavivó el hartazgo social.
La respuesta del gobernador Axel Kicillof, otra vez, parece desenfocada. La Gobernación se preocupó más en difundir la sanción a 18 policías que se plegaron a un reclamo sindical que a intentar contener la indignación y el miedo que reina en el Conurbano. Con un alerta: aunque en casos aislados, como los de los repartidores que se metieron a recuperar una moto en una villa en La Matanza, vuelve la peligrosísima idea de la justicia por mano propia.
En cuanto a la Justicia formal, otro dato impacta y le pega de lleno al gobernador: la fiscal que hace menos de un mes liberó a uno de los asesinos de Kim fue propuesta por Kicillof para ser jueza de Cámara. Pesan allí los vínculos políticos de la funcionaria y probablemente su perfil garantista. Como si el kirchnerismo no pudiera salir de esa encerrona que en los debates los deja pegados a los delincuentes y lejos de las víctimas.
Otra encuesta, en este caso de la firma RDT y hecha en la provincia de Buenos Aires, resulta contundente. El 69,1% de los bonaerenses ubica a la inseguridad como “principal preocupación ciudadana”. Creció casi cinco puntos respecto a la medición anterior, de noviembre.
“El impacto es mayor que el criptogate en Milei, lo que muestra una debilidad estructural en la gestión de Kicillof“, asegura el informe. Y advierte también al Gobierno nacional. “La inseguridad no solo erosiona la gestión provincial, sino que empieza a generar riesgo político también para Milei, aunque el foco principal sigue estando en Kicillof”.