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Editorial

Desde el discurso de Javier Milei en el Foro de Davos, en el que tuvo manifestaciones homofóbicas, al punto de identificar a las integrantes de parejas gay adoptantes como pedófilos, parecen haber recrudecido en Argentina los ataques de odio al colectivo LGBT+. En lo que va de febrero se han registrado varios de ellos, destacándose dos por la gravedad: en la localidad de Cañuelas, provincia de Buenos Aires, a una familia lesbiana le prendieron fuego la casa luego de mucho tiempo en la que sufrió acoso, que había sido denunciado sin respuestas de las autoridades; y en Orán, Salta, a una lesbiana la apuñalaron 7 veces por el solo hecho de su identidad sexual.

Si bien los casos parecen ser más frecuentes en el último tiempo, los ataques de odio se incrementaron el año pasado en comparación con 2023. Un informe elaborado por el Observatorio que pertenece al Instituto contra la Discriminación de la Defensoría del Pueblo señala que los crímenes de odio registrados en 2024 fueron 140. “Al comparar los datos con años anteriores, se observa un crecimiento constante en la cantidad de crímenes de odio. Este fenómeno no solo persiste, sino que se ha agravado, expandiéndose en términos de víctimas, métodos y espacios donde se desarrolla la violencia”, se lee en el trabajo.

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En la discriminación de las características de los hechos, el estudio determina que el 48% de los casos se trató de asesinatos, muertes por violencia estructural y suicidios; mientras que el 52% restante fueron casos de violencia física, en su mayoría graves. Las agresiones con más saña fueron dirigidas a las personas trans. De los 67 casos fatales, 58 fueron de personas trans.

El caso más impactante aconteció el 6 de mayo del año pasado, cuando un hombre arrojó un cóctel molotov en una habitación de un hotel de inquilinato en Buenos Aires, Argentina, donde vivían cuatro mujeres lesbianas, tres de las cuales murieron y la restante sobrevivió con graves quemaduras.

Otro crimen impactante fue el de Sofía Fernández, ocurrido en abril de 2024. La víctima era una mujer trans que fue brutalmente asesinada en una celda de una comisaría de Pilar. Fueron imputados 10 policías, pero solo uno de ellos sigue detenido.

Si bien el informe del Observatorio aporta datos muy importantes para encarar un diagnóstico, está lejos de reflejar la verdadera dimensión del problema. Es que hay un subregistro de la cantidad de casos. El estudio contiene los casos denunciados formalmente y los que se publican en medios de comunicación, pero la mayoría de los ataques a integrantes del colectivo LGBT+ no se denuncian ni salen en los medios.

Son muchos los factores que gravitan en este tipo de ataques, entre ellos viejos prejuicios arraigados en el inconsciente colectivo de una porción de la sociedad. Pero no puede soslayarse que el discurso estigmatizante lanzado de un modo sistemático desde el propio poder político opera como un factor que potencia estos prejuicios, muchos de los cuales, lamentablemente, terminan pasando del dicho al hecho y convirtiéndose en crímenes de odio.

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