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San Fernando del Valle de Catamarca
2 febrero, 2025

Milei perdió su primera batalla del 2025: un gran paso de lucha contra su agenda reaccionaria

Desde temprano, se veía que la marcha sería muy importante. Los pañuelos verdes, los naranjas y los colores de la diversidad habían ganado los colectivos, los subtes y los trenes. Poco después, llegarían a las calles: una multitud copó las calles del centro de Buenos Aires y de las principales ciudades del país, a la vez que hubo concentraciones solidarias en distintos países del mundo. También participaron sectores de trabajadores que están en lucha contra cierres y despidos y un amplio arco político y social.

Milei se había pasado de rosca. Envalentonado con su mejor momento geopolítico ante el ascenso de sus amigos Donald Trump y Elon Musk, que viralizan en todo el mundo sus saludos nazis y sus discursos reaccionarios, el presidente argentino lanzó desde el Foro de Davos uno de sus ataques más reaccionarios, destilando odio contra la diversidad sexual y contra las mujeres. El día anterior había tuiteado también contra los “zurdos hijos de puta”.

En la escena local también le habían creado el terreno. Después de que los dadores de gobernabilidad del macrismo, el radicalismo y sectores del peronismo le facilitaran la aprobación de la Ley Bases y los vetos contra los jubilados y contra las universidades públicas, el capital financiero estaba exultante con el “éxito” del ajuste que permitía su fiesta y la de unos pocos, mientras la mayoría se empobrecía, sin perder el control de la situación. Las burocracias sindicales y universitarias colaboraban al cuadro de conjunto retirándose de las calles con una complicidad absoluta y tratando de crear el clima de que “no se puede enfrentar al gobierno”. La CGT está de vacaciones desde hace larguísimos meses.

En este cuadro “exitista” el gobierno lanzó sus ataques oscurantistas. Sin embargo, la coyuntura reaccionaria que se vivía y que los periodistas y tuiteros con peluca amplificaban al infinito, escondía diversos puntos de debilidad. Uno, el del esquema económico, que está parado sobre múltiples elementos de precariedad que abren interrogantes sobre su futuro, “futuro” que el gobierno intenta “postergar” hasta las elecciones legislativas sin devaluar para que no recrudezca la inflación: acuerdo con el FMI aún pendiente de firma, reservas del BCRA que siguen en terreno negativo, una balanza de cuenta corriente que acumula siete meses consecutivos en rojo, un “dólar barato” difícil de sostener en el contexto nacional e internacional, rispideces no solo con las grandes masas sino también con las patronales del campo (a las cuales le bajaron retenciones en el marco de una disputa) y con sectores mercadointernistas que también sufren la apertura comercial.

Junto con eso, la multitud que se movilizó este sábado dio cuenta de la existencia de una gran polarización política y social. El gobierno venía cuasi monopolizando el centro de la escena política, ante una oposición de los partidos del régimen que venía en crisis y desubicada, pero ese dato escondía la existencia de una gran oposición social que aparecía dispersa y atomizada. Pero este sábado se demostró una vez más que cuando existen canales de expresión y convocatorias claras, se sale con fuerza a las calles, como fue con la lucha por el financiamiento universitario, en los paros nacionales, el 8 de marzo o el 24 del año pasado, entre otras instancias. Los partidos del régimen y las burocracias como la CGT eran responsables de que eso no se expresara, lo cual también es parte de la explicación del gran descontento que existe con el rol del peronismo en la oposición. En este caso, la asamblea de Parque Lezama tuvo la virtud de organizar una primera respuesta a los ataques furiosos de Milei, que actuó, con la diversidad sexual y las mujeres al frente, como punto aglutinador para que también se sumaran sectores de trabajadores en lucha y más en general decenas de miles de personas que quieren luchar contra el gobierno. Esto se pudo ver también en los propios móviles de los diversos canales de televisión, que tuvieron que reflejar testimonios de mucha gente que, al explicar sus motivos para movilizarse, manifestaba su repudio a los ataques de Milei a las mujeres y personas LGTB, así como también por el ajuste, el ataque a la salud y la educación públicas, que gobierne para los más ricos y hasta sonó más de una vez la exigencia de “paro, paro, paro, paro general”.

Al mismo tiempo, estos días demostraron también que incluso una parte de la base electoral que votó a Milei en el balotaje no comparte estos valores reaccionarios que quieren imponer la discriminación como política de Estado. En muchos casos, apoyan de forma reaccionaria la agenda económica de ajuste, pero no los ataques a la diversidad sexual, las mujeres o la izquierda. Eso se expresó incluso en declaraciones y participaciones de algunos sectores del PRO o la UCR que quisieron aprovechar el traspié de Milei para intentar ganar parte del terreno perdido ante una La Libertad Avanza que venía intentando hegemonicar todo el espacio de derecha. Todos los debates políticos están atravesados por el año electoral y los posibles cierres (o no) de coaliciones políticas.

En otras franjas que apoyaron la marcha, hay sectores como Juan Grabois que quieren aprovechar las circunstancias para proponer un frente electoral de “todos contra Milei”. Bajo el argumento de “enfrentar al fascismo”, proponen incorporar incluso a sectores que le vienen dando apoyos claves al gobierno de ultraderecha y antes al macrismo, como Martín Lousteau (clave para aprobar la Ley Bases) o Elisa Carrió (histórica referente de la derecha gorila). Es una política de intentar reeditar -pero en una versión aún más a la derecha- la política fracasada de hacer frentes amplios “para enfrentar a la derecha”, que después terminan ajustando e incumpliendo todas sus promesas, como sucedió con el Frente de Todos, que le terminó abriendo paso a la ultraderecha de Milei y frustrando a su propia base política. Más atrás en el tiempo, otra experiencia había sido la Alianza de Fernando de la Rúa-“Chacho Álvarez”.

Por parte del gobierno, cuando se dieron cuenta de su error no forzado, que estaba provocando la organización de una marcha masiva, quisieron tarde y mal atacar la movilización, por la vía de desprestigiarla, queriendo asociarla solamente al peronismo y oponer los intereses de las supuestas “minorías” a los de la supuesta “gente común” que sufre la economía y la llamada inseguridad. También intentaron instalar que se había sacado de contexto al presidente o que iban a retirar el proyecto de eliminar al femicidio como figura penal, dando cuenta de una errática, que daba cuenta de un paso en falso del oficialismo. El fracaso total de esta intentona de enfrentar la marcha quedó de manifiesto en la derrota de Patricia Bullrich, quien no pudo aplicar su “Protocolo Antipiquetes” contra la movilización.

Muy por el contrario, de lo que se trata es de, más que nunca y como propone la izquierda, aprovechar este revés del clima reaccionario que venía imponiendo el gobierno para seguir con fuerza en las calles, unificar las luchas democráticas contra los ataques a las mujeres, a la diversidad sexual y a la izquierda, a las luchas contra el ajuste. Por eso fue muy auspiciosa la participación de sectores en lucha como el Hospital Bonaparte, Shell, Pinkington, estatales y sitios de la memoria. Hay que apoyar y coordinar todas estas peleas hasta que triunfen y preparar desde hoy masivas movilizaciones para el 8 y el 24 de marzo.

La principal conclusión del día, es que se puede enfrentar y derrotar el plan de Milei. Ni banderas progresistas con ajuste (como fue un sector del Frente de Todos), ni discursos ultrareaccionarios “en nombre de la gente común” (a la cual ajustan salvajemente), como el gobierno de Javier Milei. Unidos y adelante, juntxs por todas nuestras causas de lucha.

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