domingo, 26 de enero de 2025 02:18
Luego de que el presidente Javier Milei lo sugiriera entre insultos, lo confirmó el ministro de Justicia, Mariano Cúneo Libarona: el Gobierno nacional tiene la firme decisión de enviar un proyecto para eliminar la figura del femicidio del Código Penal.
“Ninguna vida vale más que otra”, sostuvo el ministro, fiel a la estrategia oficial de minimizar con consignas simplistas problemas de enorme complejidad, como es en este caso la violencia de género.
El razonamiento libertario es que matar a un hombre es igual que matar a una mujer, y por ende no debería haber penas diferenciadas. Lo que ese esquema lógico desconoce es que el femicidio no es un homicidio, sino que se trata de un acto diferente, donde se involucran matices y acciones que no aparecen, por ejemplo, cuando se dispara y se mata a una persona en una salidera bancaria para arrebatarle un bolso con dinero.
Todo crimen es aberrante, todo atentado contra la vida es gravísimo. Sí. Pero el odio a la mujer por su sola condición de mujer, no puede pasar desapercibido o negarse detrás de una premisa básica y falsa que, en definitiva, se pretende utilizar para desconocer un flagelo terrible.
Que transcurrido un cuarto de siglo del nuevo milenio haya que detenerse otra vez a explicar la violencia de género, es un retroceso brutal y alarmante, idéntico a admitir que no se ha aprendido nada. Pero si es necesario hay que volver a hacerlo, porque lo que no se puede admitir es que se deje sin efecto una ley que vino a responder a uno de los mayores dramas contemporáneos.
El Gobierno, posiblemente, no haya contemplado la seriedad del asunto. Quizás, con notable eficacia, lo utilice en su inagotable fuente de recursos para distraer y agitar la opinión pública, manteniéndola siempre ocupada de modo que nadie tenga tiempo de reparar en los descalabros económicos y financieros que se producen detrás de escena.
Pero hay temas que no admiten ese uso superficial. Miles de mujeres, adolescentes y niñas agredidas, violadas y asesinadas imponen asumir la severidad del asunto con el mayor rigor.
En 2024, en Argentina se registró una víctima de femicidio cada 27 horas. Si Milei quiere tópicos para sus histriónicos shows delante de las cámaras, que busque por otro lado.
La violencia contra las mujeres no es un tema para tomar a la ligera ni para incluir en sus berretas “batallas culturales”, con las que pretende sumar algunos votos de odiadores y resentidos.
El Esquiú.com