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San Fernando del Valle de Catamarca
27 agosto, 2025

Grieta en el clan: la guerra de los Moyano

Hugo Moyano se renueva. Es que Pablo, su hijo mayor, se pegó mucho al kirchnerismo y ya no es útil a la causa. Además es indomable, no por nada le dicen “El salvaje”: un atributo que sirvió otrora pero que hoy no paga. Ahora, el líder sindical apuesta todo a Hugo Antonio, la línea más diplomática del linaje, que será candidato a diputado nacional por Buenos Aires.

El artífice de que su nombre aparezca en el noveno lugar (un candidato “entrable”, según las encuestas) fue Hugo padre, pero quien le dio el aval fue el gobernador Axel Kicillof. Si todo va bien para Fuerza Patria, el clan Moyano tendrá una banca en un momento crucial para el sindicalismo: la discusión por la reforma laboral.

Nuevo camino

A sus 41 años, Huguito tendrá un desafío importante: abandonar el perfil bajo que le gusta cultivar para irrumpir en la campaña, primero, y en su banca de diputado, después. El abogado laboralista, que comenzó de asesor en Camioneros y, apalancado por su papá, llegó a ser el apoderado de la CGT, tiene un consenso general de los gremios para representarlos. “Es el candidato de todos”, dicen los demás sindicalistas.  

“Se logró una lista de unidad para enfrentar a un Gobierno que sólo castiga a nuestro pueblo”, escribió el candidato en la red X. Y completó: “Reafirmo mi compromiso con los trabajadores, las organizaciones sindicales, la Confederación General del Trabajo, el Peronismo, y el Pueblo argentino en su conjunto”.

Si el voto de los bonaerenses lo acompaña, Huguito va a seguir los pasos de su hermano Facundo, el primero del clan Moyano en llegar al Congreso: fue diputado entre 2011 y 2021, cuando renunció criticando fuertemente a Alberto Fernández y al Frente de Todos (ver recuadro). Los pasillos de la Cámara baja no le serán ajenos a Hugo Antonio. Es que durante los mandatos de Facundo, él lo acompañó como asesor en la Comisión de Trabajo, a pesar de que llevaba apenas un puñado de años recibido como abogado.

Huguito obtuvo el título en 2007 y a los pocos días ya estaba trabajando en la estructura gremial de su padre. Acompañó a su medio hermano Pablo en la secretaría gremial, aunque los modos de ambos fueran diferentes. Hizo sus primeras armas jurídicas en el estudio del ex juez y abogado de la familia, Daniel Llermanos. Ahora, además de su actividad sindical, también es docente de Derecho en la Universidad de Buenos Aires. Hugo padre, que no llegó a terminar el secundario, destaca su preparación. Es el hijo sofisticado del clan.

Hugo Antonio conoció los pasillos de Diputados gracias a su hermano Facundo. Apenas llevaba unos años recibido de abogado, pero fue nombrado asesor en la Comisión de Trabajo. Facundo fue el primero del clan en llegar a ocupar una banca en el Congreso nacional y lo hizo por una década. En 2011, con apenas 26 años, fue elegido y repitió cargo en tres oportunidades. Aunque renunció en 2021, cuando todavía tenía dos años de gestión por delante, criticando fuertemente a la gestión Alberto Fernández.

En el último tiempo, todo lo que rodea a Facundo está más ligado a sus relaciones sentimentales que a su trabajo como sindicalista. Al cierre de esta edición, se había divorciado de la modelo Eva Bargiela, que describió su relación como “una etapa difícil que por fin se termina”.

Del otro lado quedó Pablo. Las cosas entre padre e hijo no vienen bien desde hace varios años. La amistad de Hugo con Alberto Fernández y el acercamiento de Pablo al kirchnerismo los mantuvieron separados durante la gestión peronista. De hecho, “El salvaje” disfrutaba de criticar al entonces presidente para diferenciarse de su papá.

Internas gremiales

La cosa se agravó en noviembre del 2024, cuando Pablo, cansado de insistir con un paro nacional contra Milei que no llegaba, se fue del triunvirato de la CGT. “Acá siempre las mismas caripelas”, los cruzó antes de pegar el portazo. Hugo debió designar a Octavio Argüello, un histórico ladero, para ocupar el espacio y fue desplazando de la central a los dirigentes que respondían a su hijo.

Desde allí, las relaciones quedaron muy heridas. Y los cruces llegaron a las bases. Hace un mes, en medio de una marcha por el hospital Garrahan, facciones que representan a Hugo y a Pablo se enfrentaron en la calle. Hubo golpes, amenazas y más. La tensión entre padre e hijo sigue en aumento.

Pablo está alejado de la familia. No pisa la sede del Sindicato de Camioneros, del cual en los papeles sigue siendo el secretario adjunto, y ocupa su tiempo casi exclusivamente en la presidencia del Club Atlético Social y Deportivo Camioneros, que fundó la familia en 2009 y hoy está en Primera C del fútbol argentino.

Su gestión no viene mal: “el Camión” lidera el grupo B de la categoría cuando ya transcurrió buena parte del torneo y cosechó 15 partidos invicto en el último tramo. Suficiente para mantener la atención del gremialista en el deporte, en vez de intentar volver a su actividad sindical.

La irrupción de Milei requería de otros modos. Hugo, hombre de mil batallas en política, lo entendió. Si el camino elegido era el del choque permanente, el que busca Pablo, iban a salir deslegitimados, por eso el jefe del clan cambió su estrategia. En tiempos adversos, hace un guiño al Gobierno con un cierre de paritarias a medida de lo que exige “Toto” Caputo, pero luego participa de las marchas en protesta contra el Presidente. Una de cal y una de arena.

Ahora es tiempo de hacer crecer la imagen de Huguito, que tiene más herramientas y es más dócil que su hermano mayor. También va fogueando a Jerónimo, el más chico, a quien intentará meter como secretario de la Juventud de la CGT en las próximas elecciones, el 6 de noviembre. Los tiempos cambiaron. Y el clan Moyano está en plena reestructuración.

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