La conmemoración del 19 de agosto también nos recuerda a San Magín, un eremita y mártir del siglo III. Nacido en Tarragona (España), Magín vivió en las cuevas de las montañas de la región, llevando una vida de oración y penitencia. La tradición narra que San Magín obró numerosos milagros a través del agua de un manantial que brotaba de su ermita, sanando a los enfermos y a los ciegos.
El Mártir que Sanó con Agua Milagrosa
Durante la persecución del emperador romano Maximino el Tracio, San Magín fue arrestado y sometido a torturas para que renunciara a su fe. Se negó a apostatar y fue decapitado, convirtiéndose en un mártir. Su santidad se hizo evidente tras su muerte, cuando se dice que el manantial que había hecho brotar de la montaña se convirtió en un lugar de peregrinación y milagros.
El Legado de la Fe en la Soledad
San Magín es el patrón de la ciudad de Tarragona. Su vida es un ejemplo de la fuerza de la fe y de la devoción a Dios en la soledad y el silencio. Su festividad es un día de gran regocijo para los fieles de la región, que acuden a su santuario para pedir su intercesión y beber del agua de su manantial.
Oración
Oh, Dios, que en San Magín nos has dado un ejemplo de vida eremita y de fidelidad a la fe, concédenos, por su intercesión, que, siguiendo su ejemplo, busquemos en la oración la fortaleza para vivir nuestra fe. Amén.
Este artículo forma parte de nuestro especial ‘Fe y Devoción en Agosto’. Descubri la guía completa del santoral del mes haciendo clic aquí.