Este 28 de julio se conmemora el Día Mundial contra la Hepatitis 2025, una fecha clave para concientizar sobre la prevención, diagnóstico y tratamiento de las cinco formas principales de hepatitis viral: A, B, C, D y E. Este año el lema es “De la A a la E: lo que necesitas saber”. La campaña global liderada por la Organización Panamericana de la Salud (OPS) hace un llamado urgente para derribar las barreras que impiden el acceso al diagnóstico y tratamiento, y acelerar el compromiso político para eliminar la hepatitis como problema de salud pública para el 2030.
Según datos de la OPS, en las Américas, 10 millones de personas viven con hepatitis B o C crónica. Aunque la hepatitis C es curable, solo el 26% de los casos diagnosticados han accedido al tratamiento en América Latina y el Caribe. Solo el 21% de las personas con hepatitis B en la región han sido diagnosticadas, y apenas el 4,4% reciben tratamiento.
Además, cada año en el continente se registran más de 8 mil nuevas infecciones por hepatitis B y 20 mil muertes, y 176 mil nuevas infecciones por hepatitis C, con aproximadamente 38 mil muertes asociadas. Por lo que advierten que si no se toman medidas urgentes, se estima que para 2040 la hepatitis viral causará más muertes al año en el mundo que la malaria, la tuberculosis y el VIH/sida combinados
“De la A a la E”
El lema de este año hace referencia a los cinco tipos de hepatitis viral, cada uno con características, formas de transmisión y métodos de prevención distintos:
- Hepatitis A: Se transmite por agua o alimentos contaminados. Tiene vacuna y no suele causar enfermedad crónica.
- Hepatitis B: Se contagia por sangre y fluidos corporales. Puede convertirse en crónica. Existe vacuna.
- Hepatitis C: Se transmite principalmente por contacto con sangre contaminada. No tiene vacuna, pero sí tratamiento curativo.
- Hepatitis D: Solo afecta a personas con hepatitis B. Es menos común, pero más agresiva.
- Hepatitis E: Se propaga por agua contaminada. Es frecuente en países con problemas de saneamiento.
Prevención
Especialistas recomiendan seguir medidas para reducir el riesgo de contagio:
- Vacunarse contra la hepatitis A y B.
- Mantener una correcta higiene personal, incluyendo el lavado frecuente de manos.
- Usar preservativos en todas las relaciones sexuales.
- No compartir objetos personales, como cepillos de dientes, jeringas o elementos cortopunzantes.
- Realizarse chequeos médicos periódicos, especialmente quienes integran grupos de riesgo.