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Incertidumbre en el ámbito científico
Advirtieron que la cantidad de postulantes y becas se redujo ampliamente durante los últimos años.
En diálogo con “Tiempo Real” de Ancasti Streaming, Lucía Coronel y Marcela Díaz, becarias doctorales del CONICET, expusieron la grave situación que atraviesa la comunidad científica argentina debido a los recortes, cambios en las modalidades de becas y la precarización laboral. Sus testimonios reflejaron la preocupación de un sector clave para el desarrollo del país, que hoy se siente marginado y desprotegido.
Las becarias explicaron que el CONICET modificó recientemente la distribución de las becas doctorales y posdoctorales, priorizando áreas estratégicas definidas por el gobierno en detrimento de otras disciplinas. “Antes era un 70% de becas a temas generales distribuidos entre las cuatro grandes áreas de conocimiento y 30% a temas prioritarios. Eso era hasta 2024. En 2025, se cambió a un 70% para temas estratégicos y solo un 30% para temas abiertos”, detalló Lucía Coronel, que aseguró que este cambio afecta especialmente a las ciencias humanas y sociales, que quedan relegadas.
Por su parte, Marcela Díaz profundizó en el impacto: “Hay gran parte de las ciencias humanas y sociales que quedan fuera. Al haber un 70% de la convocatoria orientada a temas estratégicos, aquellos que no entran en esos temas compiten por el 30% restante, lo que genera un ‘coladero'”. Además, señaló que temas como filosofía, educación y arqueología -excepto lo vinculado a lo patrimonial- fueron excluidos de las áreas prioritarias, limitando las oportunidades de formación e investigación.
Precarización laboral
Las becarias denunciaron que los estipendios que reciben están por debajo de la línea de pobreza y no cubren los gastos básicos. “La beca contempla un estipendio que está por debajo del mínimo. Nosotros tenemos que costear, por ejemplo, la matrícula del doctorado o publicar en revistas especializadas, que muchas veces requieren pagar un arancel”, explicó Marcela. A esto se suma la prohibición de trabajar fuera de la docencia, lo que limita sus ingresos.
Lucía agregó: “Nosotros, como becarios, tenemos un régimen laboral que no asegura estabilidad, ni aportes previsionales, ni aguinaldo. Son ocho horas de trabajo en condiciones de flexibilización extrema”. Además, destacó que muchos investigadores han sufrido un 30% de recorte salarial en los últimos años, lo que hace insostenible la situación para quienes tienen familias. “Hoy no representa una salida prometedora ni un trabajo que asegure bienestar”, lamentó.
Incertidumbre
La incertidumbre laboral es otro tema crítico. Marcela, quien está en su último año de beca, expresó su preocupación: “No sé hasta qué punto puedo tener continuidad en mi formación o desde el punto de vista laboral”.
Según comentaron, esta inseguridad está llevando a muchos becarios a considerar dejar el país. “Muchos de nosotros estamos pensando en irnos del país porque no podemos sostener a nuestras familias con lo que hemos estudiado y trabajamos”, afirmó Lucía. n