En la batalla diaria que el presidente Javier Milei libra en redes sociales, esta vez el blanco no fue un periodista ni un dirigente político, sino una historiadora. Camila Perochena, doctora en Historia y habitual columnista del programa Odisea Argentina, se cruzó recientemente con el director de la Casa de Tucumán, José María Posse, y terminó recibiendo un ataque directo del propio mandatario. “Patética”, la llamó Milei en su cuenta de X, y la acusó de tener el cerebro “lleno de parásitos”.
El disparador fue una discusión sobre si la Argentina de 1910 podía ser considerada una potencia mundial. Milei, aferrado a las series estadísticas del Proyecto Maddison (que recopilan datos históricos sobre ingreso per cápita) insistió con una idea que repitió en varias ocasiones: que el país estaba entre los más ricos del mundo. Perochena, en cambio, argumentó que ese dato no era suficiente para definir a una nación como potencia y advirtió sobre el uso de relatos mitológicos al servicio de liderazgos mesiánicos.
Al respecto, y durante una entrevista con La Nación +, Perochena manifestó: “Yo cuando hablo del pasado o de cómo los presidentes usan el pasado, hablo como historiadora. No estoy militando. Una de las cosas que está haciendo el gobierno es reemplazar a los directores de museos que fueron historiadores por personas más políticas. Entonces, quiero dejar en claro que el debate no fue historiográfico. Fue político. Porque hoy, en la Casa Histórica de Tucumán hay alguien que tiene un discurso mucho más político que historiográfico. No es un historiador profesional como la directora anterior”.
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“Acá hay una diferencia grande en cómo miramos el pasado. porque el mira el pasado como un político, no como un historiador. Yo lo pienso distinto. Como no pude terminar de hablar con él, quiero dejar esto en claro. Esto está pasando en muchos museos. Son espacios donde las interpretaciones historiográficas de la renovación de los investigadores deberían estar y están desapareciendo”, añadió.
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Cruces y fuego cruzado
El cruce ocurre mientras sube el malestar en la comunidad académica por decisiones recientes del Gobierno, como la remoción telefónica de Gabriel Di Meglio de la dirección del Museo Histórico Nacional. “Un ejemplo de lo que está haciendo el gobierno con los museos: convertirlos en espacios de militancia y no de reflexión historiográfica”, escribió Perochena, marcando un contraste con la tradición institucional del sector.
La polémica se expandió rápidamente en redes sociales y sumó voces como la del escritor Martín Caparrós, quien cuestionó con ironía el uso del PBI per cápita como vara para definir potencia mundial: “Si fuera así, las grandes potencias serían Mónaco, Luxemburgo o las Bermudas. ¿No puede conseguirse una mentira que se parezca un poco más a la verdad?”, lanzó.
Más allá del debate puntual, el episodio deja al descubierto una práctica ya habitual del presidente: arremeter contra quienes cuestionan su narrativa, incluso si se trata de profesionales del ámbito académico. La historiadora se sumó así a la larga lista de personalidades que fueron atacadas directamente por el jefe de Estado en X, en un estilo que parece consolidarse como parte de su política comunicacional.
El agravio a Perochena se produjo apenas un día después del cruce que tuvo con Posse, el funcionario a cargo de la Casa Histórica de Tucumán. La coincidencia temporal refuerza la idea de que Milei no suelta una polémica con facilidad. Y que casi siempre elige como adversarias a mujeres.
TC/EM