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San Fernando del Valle de Catamarca
7 junio, 2025

Cancelados: ahora quién les quita el miedo a estos pibes?

Cancelados: ¿ahora quién les quita el miedo a estos pibes?

A propósito de la polémica por la reacción de Newell’s ante la foto de cinco de sus juveniles con una de las figuras de Rosario Central.

Hay noticias que no pasan de largo. No sé ustedes, pero me pregunto cada vez más sobre la magnitud de la maldad y la estupidez de nuestro tiempo. Una noticia ha dado datos para calcularla con cierta precisión: “Seis niños de Newell’s, de nueve años, son suspendidos y canceladas sus becas por posar en una foto con un jugador de Rosario Central”. El titular saltaba a las redes la pasada semana. Ahora, el presidente del club, Ignacio Astore, se desmarca de la decisión “ejemplificadora” y confirma que no habrá sanción para los chicos. Qué bien. Nos deja más tranquilo. Salió a rectificar lo que nunca debió ser rectificado. Aclara en su intervención que la decisión se toma a partir de que “algunos padres entraron en angustia y lloraron porque aseguran haber sido amenazados por otros padres e hinchas del club”. De los chicos dijo poco, muy poco. El daño ya estaba hecho. ¿Ahora quién le quita el miedo a estos pibes?

El miedo se ha convertido en la némesis de nuestro tiempo, y sabemos que no hay libertad con miedo. El miedo ha sido históricamente uno de los aliados más fieles de la estructura dominante y jerárquicamente explotadora. Y pensamos que no nos afecta, pero claro que nos afecta porque forman parte de la dinámica de destrucción social en la que vivimos. Qué se pensaban estos mocosos, hacerse una foto con un jugador de Central. Ahora tienen instalado el miedo paralizante que provoca la mirada de los inquisidores de la tribu que se apoyan en el incondicional odio al contrario. ¿Ha reflexionado sobre ello Ignacio Astore?

Hace tiempo que hemos perdido la lucidez necesaria para separar las indignaciones legítimas de las fabricadas. Cabe preguntarse cómo es posible que noticias así se deslicen sin más, sin detenernos en ellas, tan peligrosamente normalizadas con la maldad y la estupidez como reclamo, campo en que la irrupción de Milei ha provocado incalculables avances.

Nuestro fútbol tiene la violencia insertada en la médula. Bajábamos al estadio con el estrépito de una manada de ñus para encontrarnos con esa pradera donde nos transformamos en irracionales endémicos, poseedores de una rabia transversal que asusta. No todos, me dirán. Cierto. Pero desde la algarabía incontrolada y el silencio cómplice se delata la recreación íntima de una pasión salvaje, neurótica, laminada por el lado más ciego del instinto. Es nuestro. Está instalado. Se ha naturalizado. Pertenece a esa embriagadora teatralidad de un deporte que comparte cama a diario con una violencia irracional, furibunda.

Hoy se externaliza todo. Externalizar es una de las palabras más apreciadas por la nueva modernidad. Por unos días la dirigencia de Newell’s externalizó su alma a la cultura de la cancelación, algo tan difícil de subcontratar. Una cultura armada desde los genitales, con persecución y acoso, castigando desde el miedo y la autocensura. Rectificando, cierto, pero tarde y mal.

Se necesita una nueva forma de mirar, de sentir, lejos de la política del miedo, del odio, y la violencia que envilece y degrada. Aunque parezca imposible, inalcanzable, utópico o absurdo, el mundo del futuro es también el mundo que estamos eligiendo, desde un presente donde nos compran, nos venden, nos sacan los datos, y el hígado. Es preocupante saber que el futuro sobre lo que queramos ser esté en manos de quienes no quieren que seamos.

Estos pibes han aprendido la primera lección de la historia: apaleados, a pesar de haberles robado la inocencia.

(*) Periodista, ex jugador de Vélez, clubes de España y campeón mundial 1979.

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