Ingresó al templo sin saludar a la vicepresidenta Victoria Villarruel ni al jefe de Gobierno porteño, Jorge Macri, presentes en la puerta junto a otras autoridades.
El momento quedó registrado en la transmisión oficial. Milei descendió del vehículo presidencial y caminó directamente hacia el interior de la iglesia, con gesto serio y la mirada al frente. No extendió la mano ni dirigió palabra a los funcionarios que lo esperaban, lo que generó una visible incomodidad en sus rostros y todo quedó grabado en la señal televisiva.
El episodio alimentó las especulaciones sobre tensiones dentro del oficialismo, especialmente con Villarruel, con quien ya se han hecho públicas algunas diferencias respecto a iniciativas legislativas y la estrategia política en el Senado.
El Tedeum, que se celebra tradicionalmente cada 25 de mayo, fue encabezado por el arzobispo porteño y contó con la presencia de ministros, legisladores y autoridades civiles y religiosas. Pero fue la actitud del presidente al llegar la que se llevó toda la atención.