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San Fernando del Valle de Catamarca
15 enero, 2025

Traspasando límites

Corría el año 2013 cuando el canal Telefé decidió levantar del aíre el programa “Poné a Francella”, uno de cuyos sketch, denominado “La nena”, mostraba el coqueteo del personaje de Francella, un hombre adulto de más de 40 años, con una adolescente de no más de 15 años.

Lo hizo luego de recibir una carta documento enviada por una ONG, la Red de Contención contra la Violencia de Género, en la que pedía se deje de repetir el mencionado sketch. “El contenido de la citada historieta –dentro de la obra televisiva– es ofensivo, promueve el acoso y el abuso sexual a menores. El personaje de Don Arturo –quien con un guiño a la cámara convoca la complicidad del telespectador– además fomenta la pedofilia en el placer sexual que evidencia con una niña”, argumentaba la organización.

Y el escrito añadía: “La marcación genital que reiteradamente se vuelve explícita, claramente define el sketch como pedófilo. Todo este contexto agravado por la relación de Don Arturo con su esposa e hija. El simbolismo de ‘la nena’, ‘la colegiala’, ‘la amiga de su hija’, ubican a la pieza en violencia de género, abuso de menores y pedofilia”.

Los tiempos habían cambiado. El humor de principios de siglo, cuando se empezó a grabar el programa, se basaba en criterios y parámetros diferentes. Una década después se habían registrado notables avances en la conciencia social respecto de la necesidad de no naturalizar las situaciones de abuso. Y el personaje de “la nena” jugaba al límite. De modo que resultaba lógico que se levantara el programa y particularmente las escenas mencionadas que eran consideradas como una promoción del acoso y abuso sexual a menores.

Por razones similares no podrían emitirse hoy muchos sketchs de Jorge Porcel o Alberto Olmedo, por ejemplo. O muchos chistes homofóbicos o misóginos o despectivos respecto de personas con discapacidad, que podían causar gracia en otros momentos, ahora pueden generar lógico resquemor o indignación.

Pasó otra década y hay otro país. Tal vez alineado con el pensamiento neoconservador de algunos referentes del Gobierno nacional, entre ellos el propio presidente Javier Milei, que profiere públicamente metáforas vinculadas a la pedofilia, que quiere eliminar la Educación Sexual Integral y que convirtió a la Argentina en el único país del mundo que votó en contra de una declaración de las Organizaciones de las Naciones Unidas sobre el derecho de niñas y mujeres, el mismo canal que antes retiró el programa ahora resolvió reponerlo. Imposible no vincularlo con un clima de época, que expresa desde el poder un discurso que sin embargo no se advierte que haya calado en la mayoría de la gente.

Ese poder empezó a dar de baja valiosos contenidos que venían utilizando docentes en sus abordajes de la Educación Sexual Integral, entre ellos poemas de María Elena Walsh y la muy reconocida canción “Hay secretos”, que ha permitido que niños revelen haber sido víctimas de abusos. Y que esas revelaciones originaran investigaciones judiciales que pudieron finalmente condenar al victimario.

Sobre gustos humorísticos no hay nada escrito, pero ya no puede haber margen de tolerancia para gags que están casi traspasando los límites que impone el Código Penal.

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