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San Fernando del Valle de Catamarca
15 enero, 2025

Incremento de consumos problemáticos en verano

Favorecidos por el tipo de cambio, muchos argentinos eligieron vacacionar fronteras afuera. En los primeros días de enero, ingresaron a Uruguay unos 218.000 compatriotas, muchos con destino a Punta del Este. La noche esteña ha tenido siempre un especial atractivo para los jóvenes. Si hace unos años solo había un par de fiestas importantes en la temporada, hoy se multiplican al punto de que la intendencia recibió 72 pedidos de autorización. Una misma noche ofrece varias alternativas, algunas pocas gratuitas, con convocatorias masivas que pueden superar las 6000 personas, con entradas que en muchos casos no bajan de los 70 dólares y que se suman al valor de lo consumido.

Las fiestas privadas en lugares alejados de los centros urbanos, muchas entre José Ignacio y Manantiales, ganaron terreno y recargan las demandas de transporte por aplicaciones o taxis que no dan abasto, lo que provoca que muchos jóvenes terminen manejando en pésimas condiciones. Las autoridades uruguayas explican que los controles, tanto de alcoholemia como de narcóticos, no llegan a ser exhaustivos debido a la enorme movilización de autos y personas. ¿Es esto posible? ¿Nadie va a hacerse responsable? Se trata de realidades que, con algunas variantes, se repiten también en la costa argentina, donde se realizan operativos antidrogas en varias playas. En uno de ellos fue detenida una pareja conformada por una mujer policía y un empleado judicial a quienes se venía investigando por vender drogas en fiestas electrónicas, y mediante delivery.

Es precisamente en ese tipo de encuentros donde se registra una suba notable del consumo de estupefacientes. Doce argentinos, 8 varones y 4 mujeres, de entre 22 y 31 años, fueron detenidos en Punta del Este, ocho de ellos quedaron con prisión preventiva imputados por “presunta comisión del delito de negociación” de dichas sustancias, con penas de entre dos años y medio y siete años de prisión. Oriundos de la zona norte bonaerense, se hacían llamar Young Rich Gang (la banda de los jóvenes ricos), varios de ellos músicos y productores. El operativo denominado Cielo Rosa se inició durante el fin de año a partir de la detención de una pareja a la que se le encontraron pastillas de éxtasis y tusi, conocida como la cocaína rosa. Alojados en hoteles de más de 300 dólares la noche, los miembros de la banda subían a sus redes imágenes de sus ostentosas vidas, en las que no faltaban ni alcohol ni drogas. Los allanamientos condujeron a secuestrar allí estupefacientes, vehículos, cientos de miles de dólares, laptops y celulares. Se investiga el alcance de la red y sus posibles vínculos con grupos regionales. ¿Cuántas bandas más estarán operando? Nadie duda de que se trata de un pingüe negocio estival frente al cual muchos hacen la vista gorda.

No podemos menos que entristecernos y llamar a la reflexión ante una realidad que golpea a más y más jóvenes, quienes optan por aturdirse sumergiéndose en consumos problemáticos. Muchos de esos mismos jóvenes que abogan por el planeta y el ambiente no están en condiciones de cuidar sus propios cuerpos.

Las formas que adoptan para su falsa “diversión” los conducen al descontrol. Corresponde a las autoridades reforzar controles y operativos, y a las familias incrementar el diálogo y el acompañamiento. Lo que se enuncia fácil es difícil de implementar. Las campañas de prevención frente a consumos problemáticos deberían incrementarse en verano. Para muchos, este tiempo funciona como peligrosa puerta de acceso a distintas adicciones.

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